La princesa Daisy apretó fuertemente los dientes.
Como miembro de la familia real, había llevado su orgullo desde el nacimiento.
¡No había manera de que se arrodillara ante Karl!
Pero Karl la miró con una expresión cruel.
Esta princesa había sido desobediente recientemente. ¡Parecía que se le había dado demasiado respeto, haciendo que olvidara quién estaba en control!
En sus ojos, la familia real no era más que una herramienta.
¿Cómo se atrevía a darse aires frente a él? ¡Ella ni siquiera sabía quién era ella o la actual decadencia de la familia real!
Karl soltó una burla y dio una señal a la niñera una vez más.
La niñera continuó azotando duramente, ¡golpeando su pierna!
El rostro de La princesa Daisy se volvió pálido del dolor. Un sudor frío se formó en su frente. Su pierna estaba en un dolor insoportable y apenas podía mantenerse en pie. Sin embargo, la niñera, siguiendo las instrucciones de Karl, continuó azotándola.
Un latigazo...
Otro latigazo...