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—Shen Ruojing siempre había estado muy enfadada con la persona que conspiró contra ella en secreto.
—No le gustaba una vida manipulada así.
—Si esa noche no hubiera conocido al verdadero Chu Cichen, ¿quizás ella y Song Chen habrían estado confundidos acerca de su relación por el resto de sus vidas, verdad?
—Por eso, cuando pensó erróneamente que había sido la Princesa Consorte Yan quien había conspirado contra ella, Shen Ruojing no se sintió culpable al enviar a la Princesa Consorte Yan a su muerte, lo que demostraba cuánto despreciaba a aquellos que conspiraban contra ella.
—Esa también era la razón por la que sospechaba de Jing Zhen pero no lo confrontó durante mucho tiempo.
—¡Pero hoy, Jing Zhen actuó contra Song Chen una vez más!
—El rostro de Shen Ruojing se volvió frío, y miró intensamente a su padre.
—Su madre le había dicho que debía seguir su corazón, así que cuando descubrió que era su padre, no se atrevió a creer que él hubiera sido quien conspiró contra ella.