—¿Está todo bien? —fueron las palabras que salieron de sus labios. Se arrepintió de ello, preguntándose por qué había soltado tales palabras de entre todas. Su cara estaba tan roja mientras intentaba redimirse. —¿De repente vuelves a ser el Ezequiel callado?
Él se movió un poco, mirando ligeramente hacia arriba mientras pasaba lentamente su lengua por sus dientes.
—Eras tan hablador hace un rato. Es raro que de repente estés tan callado otra vez. —Alicia divagaba sin sentido. Su nerviosismo la hacía querer llenar este creciente silencio entre ellos con algo... cualquier cosa. Pero ahora que lo mencionó, la curiosidad de repente la golpeó, y realmente quería saber.
—Hablador... —él repitió, sacudiendo su cabeza un poco.
—Eras tan hablador hace un rato. Así que no te atrevas a negarlo. —no era consciente de que ahora estaba frente a él, incluso inclinando su barbilla como si lo desafiara a negarlo. —De hecho, eres bastante hablador, ¿no es así?