Alicia yacía allí mientras el silencio reinaba en la habitación oscura. Sus ojos estaban fijos en su espalda, en su cabello negro azabache y brillante.
Preguntas llenaban su cabeza, pero solo podía apretar los labios con fuerza. Él ni siquiera había respondido a su pregunta anterior todavía y ella tenía la sensación de que la ignoraría y no diría nada.
Aún así, esperó un poco más, sin querer llenar el silencio entre ellos. Quería ver cuánto tiempo podía él mantenerse callado.
De repente, un fuerte impulso de saber todo sobre él floreció dentro de su corazón justo en ese momento. Quería desesperadamente conocer la respuesta a su pregunta. Pero no era solo eso... quería descubrir más sobre este hombre tan enigmático. Incluso desde antes, siempre había tenido curiosidad sobre él y su rostro impasible que parecía ser imposible de quebrantar.
Quería derribar todas sus murallas y ver qué es lo que realmente yacía en lo más profundo de su ser.