En algún lugar de Europa.
En una habitación tenuemente iluminada, el olor a sangre y muerte impregnaba el aire. Había un desordenado rastro de sangre por todo el piso.
Un hombre estaba sentado con majestuosidad en una gran silla de ébano en medio de esa habitación salpicada de sangre. Vestía un traje oscuro que parecía costoso. Su atractivo rostro pecaminoso no mostraba emoción alguna mientras miraba fijamente al hombre arrodillado en el suelo a unos pasos de distancia frente a él.
—Habla —su voz profunda resonó amenazadora en la densa atmósfera.