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Justo hace unos instantes, Alicia, aún conmocionada por lo que había presenciado, se arrastró hacia Abigail. La incredulidad coloreó su pálida cara cuando vio que Abigail ya no respiraba más. ¿Estaba realmente muerta? La tierra tembló y Alicia observó a Alexander enfurecido, gritando a Ezequiel que trajera a Abigail de vuelta.
Con manos temblorosas, Alicia acunó la cabeza de Abi y la apoyó suavemente en su regazo. Estaba demasiado entumecida para llorar ahora. ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Cómo había terminado de esta manera?
Rugidos y lamentos resonaron y, sin embargo, extrañamente, la luz del sol de la mañana se asomó a través de las nubes.
—Abigail… despierta —suplicó con su voz ronca cuando alguien se paró frente a ella.