Alex sintió como si el rayo lo hubiera alcanzado directamente. Nunca pensó que la había estado lastimando tanto tiempo manteniéndola en la oscuridad. No lo sabía. Estúpidamente le creyó cuando ella dijo que estaba bien con eso.
—Lo siento... —mormuró Alex, su voz cruda de dolor. Levantó su mano para tocar su cara, pero se detuvo a medio camino—. No sabía que te había estado lastimando. Pero créeme... Yo... Yo sé que necesito contarte todo.
—¡Pero no lo hiciste!