Abigail corrió a su habitación y cerró la puerta detrás de ella. Se apoyó en ella por un momento con una expresión aturdida, como si sus pensamientos estuvieran a un millón de kilómetros de su cuerpo.
La escena que ocurrió hace unos momentos seguía repitiéndose en su cabeza como una película. Para ella, fue mucho más abrumador que cualquier película que haya visto y cualquier cosa que haya imaginado.
Recordó cómo se sintieron sus labios cuando los de él tocaron los suyos por primera vez y su corazón simplemente no podía dejar de intentar saltar desde dentro de su pecho, como si estuviera jugando a la cuerda para saltar.
Tocándose los labios, Abi murmuró.
—Así que así se siente un beso.
Pensó que realmente era maravilloso y mágico.