Después de escuchar las palabras de Mason, Lila sonrió con calidez. Él tenía razón...
...querer a alguien era realmente así de simple. Siempre que uno quisiera hacer algo, el otro lo acompañaría. La pareja entendía lo que era más importante para ellos y estaba dispuesta a darlo todo.
—¿Has comido?
—Pediré a las asistentas que preparen la cena. Mañana tienes trabajo, así que debes ir a dormir temprano —Mason la levantó del sofá.
—El espectáculo será mañana por la noche, no tienes que preocuparte —Lila respondió empujando a Mason hacia el baño—. Ve a lavarte, yo cocinaré para ti, no tardaré mucho.
Mason no tenía opción con ella. No quería rechazar su entusiasta oferta, pero aún así le recordó:
—¡Ten cuidado de no quemarte!"
—Presidente Mo, parece que me tratas como a un niño. No me prives de las alegrías de ser esposa.