—¿Tienes alguna técnica de espada en las artes marciales antiguas que estás cultivando? —preguntó Braydon Neal con calma.
Santiago Huelva sostuvo la espada en su mano izquierda y resopló —Mi señor me enseñó. Por supuesto que la tiene.
—Esta técnica de espada fue creada por el Comandante. Todos en el Ejército del Norte la conocen. Se usa para matar —Karmelo Huelva miró a su hijo y le dijo la verdad.
—¡No te creo! —Santiago apuntó con su espada a Karmelo y gruñó.
—¡Sin preocupaciones! —Braydon le pidió a Karmelo que llevara a Santiago de vuelta al territorio del norte.
En cuanto a Leocadio Delgado, estaba jadeando pesadamente mientras permanecía en el lugar, sus ojos revelaban desesperación. El destino del país que una vez más se había atraído, al final fue arrebatado por Braydon. Ya no había esperanza de que Marshland se levantara de nuevo.
—La próxima vez que quieras atraer el destino del país, recuerda avisarme —Braydon lo miró y sonrió.