Al día siguiente, es nuestro evento mensual de combates. Para que los estudiantes cumplan con el cupo del mes. Ya han llegado las seis. Como siempre, antes de tiempo. Fen Huan, Pen, Bi Lang, Bei Liu, Ken y Yan Xiulan.
Me confesaron que a esta última la arrastran con ellas. Aunque también dijeron que no se resistía mucho. Nuestras miradas se encuentran, y aparta la suya con timidez. Mis pervertidas se ríen. Ella se sonroja. No sé qué dicen. Aún estoy lejos.
–Hola, habéis llegado… ¡Mmm!– las saludo al llegar, pero Bi Lang se lanza y me besa en la boca.
Le sigue Bei Liu. Las demás se contienen. Estamos en público. Bueno, Ken porque está limpiando. No muy lejos de allí. Me sonríe. Me lanza un beso.
–Hola Kong– me saluda Pen, medio riendo.
–Ho… Hola– me saluda también Yan Xiulan.
Fen Huan me saluda con una leve reverencia. Se suele mostrar más distante en público. Bueno, ya acordamos que mejor no mostrar demasiado nuestra relación. No es un secreto, pero es mejor no darle publicidad.
–Hola de nuevo, ahora que me dejan hablar– me quejo, mirando acusadoramente a las responsables.
Ellas no parecen sentirse culpables. Todo lo contrario. Bueno, no es que no lo disfrute. Miro a Yan Xiulan.
–Xiulan'er, ¿puedo pedirte algunas joyas más?– le pregunto.
–Cla… Claro– responde ella, sonrojándose –. ¿Qué clase de joyas? ¿Para cuándo?
La última vez accedió a que la llamara así. Bueno, mis pervertidas insistieron bastante. Diciendo que todos éramos amigos. Pen también las apoyó. Se sigue avergonzando
–Necesitaré seis. Son para unas amigas. Para Sai, sus hermanas y unas chicas que están con ellas– la última frase la digo mirando a Pen y Ken.
Ellas asienten. Siempre quieren saber de Sai, An y Dandan. Le regalaría también una a Ken, pero su situación es más complicada.
Le explico lo que quiero. El tipo de joyas que me gustaría. Preferencias de color. Una de ellas especialmente. También le aseguro que no hay prisa. No las veré en unas semanas. Y tampoco pasa nada si se retrasa. Sería para el siguiente mes.
Esta vez, simplemente acepta el pago. Sabe que no la dejaré negarse. Y me da de nuevo las gracias. Yo a ella. Las demás se ríen.
Es cierto que a ella le hago un favor. Le pago por adelantado para que pueda comprar materiales. Y puede practicar. Es lo que más necesita. En cierta forma, la patrocino.
También es cierto que ella hace las joyas a mi gusto. No me sería tan fácil pedírselas a ningún otro. No podría hacerle todas las peticiones que quisiera. Además, sé que ella las hará con sumo esmero.
La jornada transcurre sin muchos incidentes. Bueno, un matón ha venido a crear problemas. Le ha molestado que alguna de sus víctimas no estuvieran disponibles. Y se ha enterado de que estarían aquí. Fen Huan lo ha echado de mala manera. Ha salido corriendo.
–Su fama es útil– ríe Pen.
–Sin duda. "La maníaca de los combates"– se burla Bi Lang.
–Odio ese apodo– se queja Fen Huan.
–Je, je. La verdad es que nos has ayudado más de una vez– la abraza Bei Liu.
Se la ve incómoda cuando es abrazada. Aunque se le escapa una media sonrisa. Mis pervertidas la aprecian mucho. Y siempre gusta sentirse querido. De repente, Bi Lang me abraza.
–¡Para que no tengas envidia!– se ríe.
–Sabes que nos están mirando, ¿verdad?– me quejo.
Ella me guiña el ojo tras soltarme. Saca la lengua, queriendo parecer inocente. Demasiado tarde me he dado cuenta de que se me escapaba una sonrisa. Ahora no puedo regañarla.
Bi Lang también quiere abrazarme por la espalda. No la dejo. La cojo de una mano. Y con la otra agarro a su amiga. No estaba muy lejos.
–Merecéis un castigo– las amenazo.
–Socorro.
–Ayuda.
Sus gritos son más bien murmullos. Las otras tres las miran. Xiulan'er sonrojada. En realidad, no voy a hacer lo que quizás se imagina. Solo las llevo unos metros más allá. Podría hablar con ellas en otro momento, pero ya aprovecho.
–Os lo explicaré con más detalle otro día. En resumen. Ye Bi seguramente quiere ir al mercado, y le vendría bien vuestra compañía. Consejos de ropa. Vuestra colaboración para dar esquinazo a su sombra. ¿Qué os parece?– le pregunto.
–Parece divertido. ¿Tú también vendrás?– me pregunta Bi Lang, sus preciosos ojos verdes fijos en mí
–Sí, alguien tiene que vigilaros– intento parecer serio.
–Je, je. Claro que iremos. ¿Y las demás?– me pregunta Bei Liu.
–Ye Bi quería que fuera un secreto. Pen y Fen Huan no serán un problema. ¿Puede guardarlo Xiulan'er?
La verdad es que no la conozco tan bien para saberlo. Aunque no tiene pinta de ir cotilleando. Demasiado tímida.
–Ji, ji. Te has acostumbrado a llamarla así. Me encanta como se sonroja cada vez que lo dices. Es tímida, pero guardará el secreto– me asegura Bi Lang.
–Entonces, por mí no hay problema, Lang'er. Pero habrá que hablarlo con Ye Bi– les advierto.
–Déjanoslo a nosotras– me asegura Bei Liu –. ¿Y nuestro castigo?
Me está provocando. Lo sabe. Tiene suerte de que hay demasiada gente.
–Ya pensaré algo– le aseguro.
Entre risas, volvemos. Y me encuentro con varios estudiantes hablando con Pen y Fen Huan. Xiulan'er está un paso más atrás.
–Cuando acabemos. Hablaré con él– alcanzo a oír.
Varios me miran. Me saludan. Veo más respeto en sus ojos. ¿De qué va esto? Miro a Pen mientras ellos se van. Ella se encoge de hombros.
–Todos quieren saber sobre los rumores de tu pelea con Ga Gui. No te vas a poder escapar. Lo mejor es que lo cuentes una vez a todos al final– me sugiere Pen.
Ellas ya lo han oído de mi boca. Bueno, Xiulan'er no. También parece interesada. Cierto, no tengo escapatoria.
–No hay tanto que contar, es todo una exageración…– me quejo –. Está bien, que vengan todos los que quieran oírlo.
No tengo más remedio que aceptar. De hecho, ya me han preguntado un par de veces. Les he dado largas. Ya no puedo demorarlo más.
Curiosamente, más de los habituales han querido luchar conmigo. Me han pedido que sea un poco serio. Durante un rato. Parando sus golpes.
Lo cierto es que ninguno domina lo básico. A pesar de que los hay cerca de la etapa dos. El problema es que son artesanos. Dedican mucho esfuerzo a su profesión. Les queda poco tiempo y qi para invertir en el arte del combate. Si tienen la mitad de la obsesión que Wan, no me extraña nada. Incluso la mitad de la mitad. Wan ni siquiera ha mirado las armas.
Así que, cuando acabamos, se reúnen todos a nuestro alrededor. TODOS. Xiulan'er se esconde tras mis pervertidas. Incluso yo me siento un poco intimidado.
No me queda más remedio que contarles lo que pasó. Intento quitarle importancia. No tiene tanta. Y desmiento algunos de los exagerados rumores. La verdad es que no sé hasta qué punto los he convencido.
–Algunos ya te admiraban antes. Ahora te admiran todos– concluye Bi Lang cuando se han dispersado.
–No hay para tanto…– protesto.
Me resulta un poco incómodo. Lo único que hice es ejecutar lo más básico.
–Muchos no lo acaban de dominar ni cuando suben a la segunda etapa. A ellos, aún les es más difícil, no tienen mucho tiempo de entrenar. Y tú lo has conseguido solo unos meses después de convertirte en estudiante. No sé si es extraordinario, pero es bastante notable– me alaba Fen Huan.
Ya lo había mencionado anteriormente. Aunque sigue resultando embarazoso.
–Más te vale aceptar el cumplido. Huan'er no los da muy a menudo. Es bastante tacaña– se burla Bei Liu.
–¡No es cierto!– se queja.
Mis pervertidas y Pen se ríen. Fen Huan les da la espalda, ofendida. A veces se comporta un poco infantil. Yan Xiulan lleva un rato mirándome con los ojos muy abiertos. Aunque aparta la mirada cuando se encuentra con los míos. Ni que la fuera a morder…
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Las gemelas vienen luego por primera vez con buenas noticias. El instructor de dagas las ignora. La de espada no deja acercarse a nadie que no sea de su facción. El de lanza es bastante antipático. Habla en voz baja para que solo le oiga con quien está hablando. Por suerte, la de arco es más accesible.
–No solo no le molesta que haya gente cerca. Lo promueve– explica Yu.
–Es la más lista. Así puede conseguir más para su facción. Hay más de uno que aprende una segunda arma. Si les deja mirar, lo considerarán más seriamente. Una con tanto rango es muy atractiva como auxiliar– añade Yi.
–Además, ni que fuera un secreto. Son los fundamentos. Miles de discípulos los han estudiado– se queja Yu.
–La verdad es que es interesante. El qi que se aplica al arco tiene diferentes funciones. Se puede usar para defenderse de un ataque directo. Incluso para contratatacar cuerpo a cuerpo. En eso, es similar a otras armas. Pero el principal uso es para ayudar a tensarlo. Y traspasar el qi a las flechas.
–¡Ah! ¡Traspasar el qi! ¡Eso es!– exclama Liang –¡Gracias chicas! Esa es una de las cosas que no acababa de entender. ¡No había pensado que se solucionaba así!
Liang las abraza. Ellas no se resisten. Incluso sonríen. Sé que están felices de serle útil. Liang es muy dulce con todos.
–Espera un poco, aún no hemos acabado– ríe Yi.
–Lo siento, lo siento. Me he emocionado– las suelta Liang, sin dejar de sonreír.
Entiendo que se sienta así. No todo se explica en detalle en los manuales. Deducirlo a veces cuesta. Sobre todo, si nunca has podido observar a nadie usar tu arma. Tendríamos que conseguir algunas grabaciones. Para todas.
–A las flechas se les suele aplicar un qi más potente en la punta. Ese qi puede moldearse con técnicas– sigue Yi.
–Se pueden usar qis más pequeños para controlar la flecha. La instructora dice que con una cultivación baja solo pueden desviarse un poco. Luego ha hecho una demostración de lo que puede llegar a ser. La flecha parecía volar como un pájaro– explica Yu, asombrada.
–Me gustaría haberlo visto– se lamenta Liang.
Es posible que haya sido testigo de algo así cuando era esclava. Pero dudo que entonces prestara atención. Además, sin cultivación, hay mucho que no podía percibir. Ni siquiera sabía que usaría un arco.
–También recomienda experimentar con diferentes tipos de flechas. Ha dicho que no importa si están desgastadas o torcidas. Lo importante es la sensación– cuenta Yi.
–Podemos ir a comprar algunas al mercado. Tienen material usado– sugiere Shi.
–¡Buena idea! Podemos ir nosotras mientras Kong está haciendo dibujitos– sugiere Yi, burlona. Aunque pronto su tono cambia –. ¡Kong! ¡Ma Lang! ¡Traidores!
Lástima, se ha girado. Nos ha descubierto.
–¡Mírala! Tan calladita y es la peor– la critica Song.
–¿Por qué no se me ha ocurrido a mí?– se lamenta Hong.
–Eso digo yo– la acompaña Shun.
–¡Aahhh! Solo adelanto trabajo para… ¡¡Aaaaahhh!! Daros más tiempo ¡¡Aaaaahh!!– se defiende Ma Lang.
–Ja, ja. Buena excusa– ríe Liang.
–No cuela– niega Shi, aunque riendo.
Ma Lang está sentada sobre mí. Dándome la espalda. Los dos sentados sobre la cama. Nuestros pies en el suelo. Moviéndose sensualmente. Una mano jugando con su pecho. Recorriendo su forma. Acariciándolo. Comprobando su textura. Su suavidad. Sosteniéndolo. Estrujándolo.
La otra en su entrepierna. Estimulando sobre todo su sensible clítoris. Mientras mi miembro saborea su vagina. Mientras mis labios besan su cuello.
Su propia mano está en su pecho libre. Apretándolo. Excitada. La otra, apoyándose sobre mi pierna.
Hasta hace un momento, contenía sus gemidos. Se movía despacio para no hacer ruido. Ahora ha acelerado. Excitada por haber sido pillada in fraganti. Es tímida, pero también puede ser un poco pervertida a veces.
Todo ha empezado cuando se ha apoyado en mí. Luego me ha besado. Me ha hecho una felación. Mientras yo jugaba con su pecho y nalga. Luego me ha mirado excitada. Suplicante. No he podido negarme. Tampoco es que hubiera motivo para ello.
Se ha sentado sobre mí. Ha restregado el miembro en su entrepierna. A la vez, lo acariciaba con sus dedos. Hasta que lo ha metido dentro. Y ha empezado a moverse. Despacio. Hasta que nos han descubierto.
No obstante, no nos detienen. De hecho, es parte de nuestro juego. Todas tienen la oportunidad de adelantarse en algún momento. Estoy casi seguro de que alguna se había dado cuenta. Simplemente, han hecho como si no lo vieran. Prefieren pillarnos a mitad. Reírse. Y usarlo como referencia a lo que tiene que seguir.
La mitad lo han hecho igual que Ma Lang. Las otras querían algo diferente. Hong sigue queriendo probar nuevas posturas. Así que hoy lo hemos hecho contra la pared. Ella de espaldas a mí. De pie. Pegada contra la pared.
A Shi le ha parecido divertido hacer algo parecido. Pero cambiando los papeles. Los dos de pie. Mirándonos. Yo contra la pared. Ella empujándome contra esta. Moviéndose. Dominando. Besándome mucho.
–Podríamos probarlo mañana– se apunta Hong.
–Envidiosa– ríe Song.
–Ja, ja. Solo un poco. ¿Tú no?
–¡Nunca lo reconocería!
Bueno, mientras ellas ríen, Shi y yo seguimos follando. Solo lamento que sea la última por hoy. Me encanta sentir sus cuerpos contra el mío. Sus labios en los míos. Su interior frotando contra mi miembro. Escuchar sus gemidos. Sus palabras apasionadas. Sentir que disfrutan tanto como yo. Y no menos, sentir que me desean. Que quieren estar conmigo.
Ella se queda abrazada a mí. Llena de mí. Los dos de pie. Ella apoyada sobre mi hombro. Yo cogiéndola de la cintura. Susurrándonos.