—Si no fuera porque el fuego ya estaba en su propio jardín trasero —dijo él—, ¿Estaría tan ansioso?
¡El dolor era indescriptible!
—Pfft...
—Después de leerlo —dijo la Señora Davis, que estaba furiosa—, de repente escupió sangre. ¡Su rostro se volvió pálido e impotente! ¡Su cuerpo temblaba entero!
—¡Mamá! —gritó—. Tú... ¿Qué te pasa?
¡Micheal Davis entró en pánico!
—Aunque había estado esperando que la Señora Davis falleciera y que heredara una enorme fortuna —pensó él—, ¡nada le puede pasar a la Señora Davis ahora! ¡De lo contrario, incluso si heredara todos los activos, no tendría tiempo para gastarlos!
¡Después de todo, no había lugar para gastar dinero en prisión!
—Ella... Ella... —dijo con voz temblorosa—. ¡Ve... Trae a Mary Grimm aquí!
—El rostro de Micheal Davis se volvió verde —dijo él—, ¿Por qué sigues buscándola?
—¿Podría ser que la Señora Davis aún quería... ¡Idiota!