—Sunny estaba en sus aposentos, revisando el plan para alterar el Encanto Trascendental. Afuera, Gracia Caída estaba bañada en el hermoso resplandor del agua iridiscente. La corta noche había descendido sobre el mundo, envolviendo el cielo en absoluta oscuridad.
En esa hora oscura, Cassie caminaba a lo largo de los pasillos del templo, lo cual no era tan extraño en sí mismo, de no ser por el hecho de que estaba sola. Usualmente, los dos guardias sordos la seguirían, pero no había ni rastro de ellos.
Lo único que acompañaba a la chica ciega era la sombra que Sunny había enviado para vigilarla.
De vuelta en sus aposentos, él se enderezó y frunció el ceño, distraído de visualizar el complicado tejido de hechizos del encanto.
—¿Qué estará tramando? —Cassie no le había dado ninguna razón para preocuparse en estos últimos dos meses... honestamente, monitorear sus movimientos era ya una reflexión tardía. Sunny ciertamente había esperado que así permaneciera.