Había muchas cosas que Sunny deseaba con desesperación. Sin embargo, las ominosas palabras grabadas en un trozo de madera flotante que había encontrado por casualidad pesaban mucho en su corazón.
Así que se contuvo y se propuso no desear nada.
—Qué lástima… —murmuró para sí.
Sunny sopló la vela improvisada y hundió ansiosamente sus dientes en la jugosa carne. El sabor de ella... era indescriptible.
—¡Uh! —exclamó sorprendido.
—¡Tan deliciosa! —pensó, saboreándola.
Nephis realmente se había superado esta vez. Pensar que podía cocinar algo tan sabroso con tan pocos ingredientes... incluso los recuerdos del grotesco túnel no pudieron detener a Sunny. Atacó la carne asada como un lobo hambriento, aniquilándola en poco tiempo. Todavía tenía que esforzarse masticando, pero eso solo hacía que el rico sabor y la deliciosa textura duraran más en su lengua.