Sunny se encontraba en la orilla del océano, tiritando y considerando si debía caerse y tomar un largo y relajante descanso en el agua fría. Sus reservas de esencia estaban totalmente agotadas, y con ellas venía la desagradable sensación de fragilidad y debilidad.
Los Despiertos experimentaban una especie de efecto rebote al consumir toda su esencia, pero solo era un poco perjudicial. La debilidad pasaría, y no habría daño a largo plazo... solo tenía que soportar la consecuencia inmediata.
El aspecto más preocupante de la situación era que no tenía ni siquiera suficiente esencia para convocar un solo Recuerdo. Mirando hacia abajo, en los andrajos de su alguna vez prístino traje negro, Sunny suspiró.
Por el momento, eso era todo lo que lo separaba del frío agudo y los helados vientos de la Antártida.
«Tengo que volver al convoy».
Tratando de hacer que su mente cansada funcionara correctamente, Sunny dudó por un momento.
«...Pero primero, necesito ver cómo está Pesadilla».