—Maldición…
Sunny miró el oscuro abismo del cañón, su mente vacía. Pasó un segundo en un atónito silencio, luego otro. Finalmente, se dio la vuelta y miró hacia atrás, como si fuera capaz de mirar a través del casco blindado del Rhino.
Lo que él era, de alguna manera.
Allí, detrás del pesado APC, los otros vehículos del convoy habían frenado, evitando apenas chocar entre ellos. Estaban abarrotados en el camino montañoso, la nieve bailando en los estrechos haces de los faros.
Y detrás del convoy, la marea de oscuridad avanzaba rápidamente, estirando sus tentáculos en su dirección.
Tal vez tenían un minuto antes de que la masa de escarabajos oscuros alcanzara el vehículo trasero.
…Esta vez, Sunny no iba a poder protegerlo.