Después de regresar al salón de baile, Sunny lo vio con otros ojos. Su percepción había cambiado, haciendo que todo pareciera más oscuro y peligroso. Ya había estado preocupado por la multitud de invitados, pero ahora, todos ellos parecían una amenaza potencial.
Mordret podría haber dicho que no estaba planeando hacer nada y que solo había venido a echar un vistazo, pero ¿se podía confiar en el príncipe desterrado? En lo que a Sunny respecta, el lunático podría estar en camino de asesinar públicamente a uno de sus parientes, o masacrar a tantos como pudiera, ahora mismo.
Mucho peor, podría estar escondido dentro de cualquiera. Cada invitado era un huésped potencial. Cada humano corriente, cada Despertado, cada Maestro... ninguno de ellos estaba libre de sospechas.
Incluso los Santos no estaban fuera de la lista, quizás.
Sunny reprimió un gemido.
—Maldita sea...