De vuelta en el Coliseo Rojo, Sunny había pasado una cantidad exorbitante de tiempo recordando y comparando los tejidos de diferentes Recuerdos para entender qué tenían en común.
En su mente, había tres rasgos que todos los Recuerdos compartían: la capacidad de ser invocados y despedidos, la capacidad de repararse mientras eran despedidos y la conexión con el alma del portador.
Reconociendo estas tres partes universales de los patrones de tejido, pensó que había aprendido a reproducir estos encantamientos más sencillos, al menos hasta el punto en el que logró crear un patrón simple que permitía que un objeto fuera despedido e invocado desde la esencia.
...Sin embargo, había una cuarta cualidad que todos los Recuerdos compartían, y de la que no había pensado.
Todos los Recuerdos tenían un nombre.
'Soy un idiota... un gran idiota...'