—Siete.
Sunny atravesó las sombras y apareció fuera de la jaula, su imponente figura finalmente libre y sin restricciones por las asfixiantes barras de hierro. Tambaleó mientras un dolor insoportable se extendía por su carne mutilada, una multitud de heridas mal curadas le recordaban su supurante existencia y siseó.
Elyas se movió repentinamente, confundido por la dirección de la que venía el familiar siseo. Luego, agarró las barras y miró a Sunny con los ojos muy abiertos.
—¿Cómo...?
De repente, pudo ver a su compañero claramente en la oscuridad, porque el cuerpo de obsidiana de la criatura de sombras se había envuelto en una tormenta de chispas de luz en remolino. Sunny había comenzado a invocar sus Memorias: la Cadena Inmortal, la Vista Cruel, el Fragmento de Medianoche, el Espino Acechante...
—Seis.