Sunny retrocedió, atónito por la repentina aparición de Santa Tyris. Un silencio tenso y peligroso se instaló en la isla después de que ella habló, con solo el lamento del viento rompiéndolo.
La nieve bailaba en el aire, asentándose lentamente sobre el frío suelo.
Su corazón latía como un animal enjaulado.
—¿De dónde vino... qué está pasando, maldita sea?
Cormac frunció el ceño y miró a la esbelta mujer con una expresión oscura en su rostro duro y curtido. A la Santa no parecía divertirle la repentina aparición del líder del clan Pluma Blanca.
—Sky Tide... mantente al margen de esto. —Santa Tyris no se movió, aún protegiendo a Sunny y Cassie con su delgado cuerpo. El viento se arremolinó, y las nubes parecían volverse más pesadas, como si expresaran sus emociones suprimidas.
...Solo que, como se dio cuenta Sunny, no estaban suprimidas en absoluto. Sky Tide simplemente no las mostraba en su rostro. En cambio, el mundo mismo lo hacía por ella.