De pie alrededor del túmulo, los miembros de la cohorte lo miraron con expresiones sombrías, excepto Cassie, que se volteó y enfrentó la ladera de la montaña, como si intentara ocultar sus emociones.
Ahora que sabían lo que estaban mirando, su estado de ánimo se volvió repentinamente melancólico y solemne. La gente varada en la Costa Olvidada estaba muy familiarizada con la muerte y la tragedia, pero encontrar esta tumba solitaria tan lejos de cualquier lugar donde otro humano pudiera encontrarla, perdida bajo el cielo gris alienígena del Reino de los Sueños, fue una revelación conmovedora.
Ninguno de ellos había conocido a los Soñadores de la primera cohorte, pero después de vivir bajo la sombra de sus logros legendarios y escuchar historias de sus hazañas durante tanto tiempo, sentían que esta tumba pertenecía a uno de los suyos.