Detrás de la puerta, había una sala de tamaño mediano que no tenía ventanas. Estaba iluminada por una extraña linterna que levitaba en su centro, irradiando un resplandor brillante y estable.
A lo largo de las paredes de la habitación había diversos soportes de armas, maniquíes de madera vestidos con armaduras completas y mesas con una amplia variedad de objetos hermosos e intrigantes colocados sobre ellas.
Todo ello —las armas, las armaduras, los objetos, incluso la linterna levitante— eran Recuerdos.
Sunny sintió un aplastante pensamiento que estalló en su mente. Durante unos momentos, sólo pudo pensar en una cosa:
«¡Dinero! ¡Eso es mucho dinero!»
Dentro de esta discreta sala se escondía una fortuna que podría rivalizar con la de toda una corporación.
Apenas pudo evitar babear.
—Uh…¿Sunny? —dijo Kai.
Devuelto de su atontamiento codicioso, Sunny parpadeó un par de veces y miró a Kai.
—¿Eh?
La hermosa arquera dudó por un momento y luego dijo: