—¿Qué pasa? —Mónica fue directamente a la cama de acompañante de su madre.
Además de Rubí, Sarah también estaba en la cama.
Sarah había estado acompañándolos en el hospital durante los últimos dos días, y no fue en vano que su madre tratara tan bien a Sarah. Después de todo, Sarah no era tan insensible.
—A la tía no le gusta dormir en una cama que no sea la suya —dijo de repente Sarah, tratando de mantener la voz lo más baja posible, temiendo despertar a su tío.
Sólo entonces Mónica recordó que su madre no estaba acostumbrada a dormir en una cama que no fuera la suya.
Había estado tan ocupada los últimos dos días que sentía que no había podido ocuparse de nada.
Ella dijo:
—Mamá, ¿por qué no vuelves? Yo me quedo con papá esta noche.
—No, podré dormir si me canso —Rubí se negó rotundamente.