El cielo comenzaba a oscurecerse y el sol se estaba poniendo. León me acompañó a mi patio.
—Espero que no le importe, señor León. Mi patio es un poco descuidado —dije un poco avergonzada.
Esta es la segunda vez que me siento avergonzada por cómo se ve mi patio. La otra vez fue cuando Will me visitó por primera vez. Fue bueno que a Will no le importara mi patio de aspecto muy normal.
—Está bien princesa, no me importa —León sonrió.
—No sé si has oído las historias sobre mí —le pregunté.
Ahora estamos parados en la entrada de mi propiedad.
—Solo sé que eres la tercera hija de su majestad el rey Eduardo —dijo León.
—Prefiero contarte mis orígenes en lugar de que los escuches de otros —dije. Me volví para enfrentarlo.