Tarde en la noche…
Abigail se revolvía en la cama, incapaz de dormir. ¿Cómo podría dormir sabiendo que Cristóbal estaba en el pasillo?
Cristóbal, quien normalmente residía en el regazo del lujo, descansaba en ese momento en el viejo y desgastado sofá.
Abigail estaba preocupada al pensar que él podría sentirse incómodo. No lograba entender por qué no regresaba a casa.
Su posesividad y locura hacia ella, que alguna vez la habían atraído, ahora le causaban dolor porque pensaba que él lo estaba haciendo solo por el corazón.
Cambió de posición y se cubrió la cabeza con la manta, reprimiendo las ganas de salir y ver cómo estaba él. Un nudo se formó en su estómago y subió hasta su garganta, causándole agitación.
Apartó la manta de su cara, con los ojos bien abiertos. Cuanto más intentaba contener las ganas de salir, más sentía numerosas espinas pinchándole la espalda. Cada vez le resultaba más difícil seguir acostada en la cama.