El estadio estaba abarrotado de espectadores ansiosos, todos a la espera del tan esperado desafío entre la Clase F y la Clase B. La tensión era palpable, una energía densa que llenaba el aire. El estrado principal estaba ocupado por los profesores y jueces, todos ellos observando con intensidad mientras los presentadores anunciaban las reglas.
"Cada clase presentará a sus cinco mejores estudiantes", anunció uno de los presentadores. "El duelo será a rondas de combate. La primera clase en ganar tres rondas será declarada la ganadora".
Los estudiantes de la Clase F se pusieron de pie, su postura segura y decidida. Alice, Max, Evelyn, Jack y Liam, los cinco mejores estudiantes seleccionados por su crecimiento notable y dominio del Qi, se adelantaron con firmeza.
Luego fue el turno de la Clase B. Cada uno de sus representantes era un mago de Platino, una hazaña que dejó a la audiencia boquiabierta. Alexander, el líder carismático y calculador. Isabella, la hechicera tranquila pero peligrosamente hábil. Marcus, el combatiente agresivo con un manejo impecable del Qi. Victoria, la estratega inteligente y disciplinada, y finalmente, Ryan, la única excepción en su rango, con un nivel de Platino 4 estrellas.
El profesor de la Clase B, un hombre robusto y orgulloso llamado Frederick, se acercó a Johnathan con una sonrisa condescendiente. "Vaya, parece que tus alumnos no han avanzado tanto como pensabas", se burló. Su aura exudaba arrogancia, una confianza inflada por los logros de sus estudiantes.
Johnathan, sin inmutarse, le devolvió la sonrisa. "Quizás deberías preocuparte más por tus propios estudiantes, Frederick. Después de todo, parece que no todos ellos han llegado a Platino 5 estrellas".
Frederick se quedó atónito por un momento, su rostro pasó de la condescendencia a la sorpresa. "Bueno, veremos quién tiene la última risa al final del día", respondió, retirándose de vuelta a su asiento.
La atmósfera se volvió aún más tensa cuando los presentadores anunciaron que las rondas de combate comenzarían pronto. Frederick, seguro de la superioridad de sus estudiantes, miró a Johnathan con una sonrisa triunfante.
Sin embargo, Johnathan mantuvo la calma, su confianza en sus estudiantes inquebrantable. Sabía que cada uno de ellos había trabajado duro y se había preparado intensivamente para este momento. A pesar de que sus estudiantes no tenían el nivel de Platino, su dedicación y el crecimiento que habían mostrado eran más que suficientes para enfrentar este desafío.
El director de la academia, observando todo desde un palco de honor, le dijo a su secretaria, "Es mejor que vayas preparándote para actualizar la Clase F a Clase B. No hay forma de que esos estudiantes pierdan un solo duelo".