—¡Por supuesto que le diré la verdad a Valeron! —Gritó Thud, despertando al bebé y haciéndolo llorar.
Aún así, en lugar de calmarla, el llanto la enfureció aún más, ya que los recuerdos de su pasado le vinieron a la mente. Imágenes de otro tiempo, cuando los niños lloraban, la gente gritaba y el mundo a su alrededor ardía.
—Quizás mi padre fue un monstruo, pero también lo fueron aquellos que crearon los collares de esclavos en el Imperio y los Reales que permitieron que la misma tragedia que ocurrió en Balkor le sucediera a innumerables jóvenes cuyo único delito era tener talento.
—Sin embargo, ninguno de ellos terminó como él. A ninguno de ellos le cambiaron el nombre por una palabrota. Todavía recuerdo el día en que Tyris asaltó el palacio. Recuerdo a mi madre arrastrándome para salvar mi vida mientras yo gritaba el nombre de mi padre.