—No solo me preocupo por tu salud, sino también por tu vida. —Dijo Kamila señalando las defensas mágicas muy inferiores que la Casa Myrok tenía en comparación con los Ernas.
Desconocido para ambas mujeres, la casa era igual de segura.
La única razón por la que los Myrok carecían de sangre mágica hasta el punto de tener principalmente magos que se habían casado en la familia era que los miembros de la línea de sangre de los Myrok con suficiente talento eran entregados a la Casa Gernoff para ser Despertados.
Mantuvieron su legado mágico rico y alejado de las luchas políticas, dándoles tiempo para crecer sin que nadie los mordisqueara. A cambio, los Gernoff protegían a la casa Myrok desde las sombras.
—Recibiste una de las Cartas de Balkor y si el culpable sigue el mismo patrón, eres su próximo objetivo. —Dijo Kamila.
—Lo sé, pero aquí estoy. —Jirni asintió.
—No lo entiendo. ¿Cómo pudiste dejar que te hicieran esto? ¿No les dijiste los riesgos que implica enviarte lejos?