—Por último, pero no menos importante, los elementos de destrucción, fuego y oscuridad. No tienen otro propósito que consumir todo lo que tocan. Sepan que cuando los usen, alguien o algo está destinado a salir lastimado.
Lith tomó la mitad de la flor en cada mano. La izquierda comenzó a arder mientras que la derecha se marchitaba y se desmoronaba.
—El fuego nos mantiene calientes y la oscuridad nos mantiene limpios, pero son como una bestia enojada. Pierdes el control por un segundo y…
De repente, el fuego se extendió a la hierba alta que rodeaba el claro, encendiendo su punta y convirtiéndola en un mar de llamas que danzaban con el viento. Los niños se aferraron a Lith con miedo, sin darse cuenta de que el fuego era mágico.
Solo quemaba su mana, dejando la vegetación intacta.
—...cosas malas suceden. Las llamas desaparecieron sin dejar un rastro de su paso.