—Me alegra que participes en este viaje, joven Ernas. Durante mucho tiempo, la carga de la responsabilidad te ha obligado a crecer preocupándote por los demás. Sin embargo, para alcanzar el verdadero poder, uno debe aprender a ser egoísta cuando sea necesario.
Leegaain sacó de su dimensión de bolsillo una pequeña caja de madera que contenía cuatro alfileres del tamaño de un botón.
—Solo te los presto, así que espero que me los devuelvas cuando regreses. Puso un alfiler en el cuello de la camisa de Tista y Phloria, entregándole los dos restantes a Lith.
—Siempre debes recordar que un híbrido cuenta el doble. Leegaain miró a Feela, pero guiñó un ojo a Lith.
—¡¿Qué demonios?!" Los tres tuvieron repentinamente un dolor de cabeza insoportable que los puso de rodillas.
Innumerables palabras e expresiones que nunca antes habían escuchado, aparecieron en sus mentes, haciéndoles hablar lo que parecía ser galimatías pero en realidad era una mezcla de docenas de diferentes idiomas.