—No, quiero decir, sí, quiero decir, ¿cómo demonios sabes eso? —respondió Lith.
—Razones de seguridad. ¿Para qué necesitas todo ese tiempo? —dijo Jirni.
—Bueno, después de trabajar todo el día, me gusta- —Kamila intentó decir.
—Solo te estoy tomando el pelo, niña. —Jirni se rió por primera vez en días y eso lo hizo más espeluznante de lo usual—. Sal y diviértete. El papeleo puede esperar hasta mañana. De todos modos, Deirus no ha dejado migajas que podamos seguir.
Jirni Ernas era la madre de Phloria y el depredador más implacable y astuto que Lith había conocido jamás. Oír a Jirni elogiar a su oponente hizo que Lith lamentara que salvar a Phloria de su Despertar no le dejara suficiente tiempo para interrogar a Kallion antes de matarlo.
—¿Es tan malo? —preguntó.
—Peor, es exactamente como él me prometió. Deirus nunca cometió un error, nunca violó la ley ni se relacionó con personajes sospechosos. Hasta ahora, mis manos están atadas. —Suspiró.