Estaba lo suficiente cerca del escenario para ver la actuación, pero también con más espacio libre alrededor en comparación con la mayoría de los asientos.
Al darse cuenta de su metedura de pata, Kamila se rió todo el tiempo mientras sostenía el ramo.
—Perdona, no quería ser grosera. ¿Dónde debo poner estas flores?
Antes de que terminara la frase, un camarero trajo un jarrón mientras otro llevaba una tercera silla para que el ramo pudiera esparcir su fragancia sin interponerse entre ellos. Kamila no perdió de vista lo amable que era el personal y lo buena que era la mesa para dos nuevos clientes.
Las palabras de su madre comenzaron a resonar en su mente y la pusieron triste.
—Sé sincero. ¿Realmente parezco una directora de funeraria? Lith malinterpretó su expresión de desaprobación y se maldijo a sí mismo por no seguir el consejo de su hermana de vestirse con colores claros.