Raaz estaba furioso ante la idea de la vida secreta de su hijo fuera de su familia, haciendo cosas que ningún niño debería siquiera intentar hacer. Lo que más le enfurecía no eran todas las mentiras que Lith le había contado, Raaz ya estaba más allá de ese punto, sino cómo hablaba de luchar hasta la muerte como si fuera algo normal.
Tomaba respiraciones profundas para controlarse de vez en cuando. Su hijo necesitaba desahogar el dolor que lo carcomía por dentro. Raaz siempre podría regañarlo después. Pero, Tista no era tan fuerte como su padre.
Comenzó a llorar junto con Lith, necesitando la ayuda de Phloria para poder mantenerse de pie.
—¿Por qué hiciste todas esas cosas? —Exclamó.
—Habría preferido pasar hambre que permitir que corras tantos riesgos. Unas cuantas comidas y algunas monedas extra nunca valdrán tu vida. ¿Y si algo te hubiera pasado?