Algo estaba invadiendo la casa desde todas direcciones, haciéndola temblar como durante un terremoto.
—¡Están interfiriendo en el hechizo dimensional que mantiene unida la casa! —gritó Quylla, corriendo junto a Friya hacia el baño para cambiarse de ropa.
—Si sigue así, el lugar se desplomará o explotará. ¡Tenemos que salir de aquí rápido!
—¡Lista cuando quieras! —Phloria, como Lith, sólo tenía que sacar sus zapatos del amuleto dimensional para estar lista para la acción.
—¡Realmente odio ser el quinto en discordia! —Yurial se apresuró al otro baño, maldiciendo su mala suerte. Sabía que Friya y Quylla no estaban involucradas románticamente, pero después de ver a Lith y Phloria durmiendo juntos, habría pagado su peso en oro para cambiar de lugar con Quylla.
Su sangre estaba hirviendo hasta el punto de que deseaba matar a algunos muertos vivientes, sólo para desahogarse.