Aún aturdida, Wendy respondió sin pensarlo mucho, —La insonorización debería estar bien, supongo.
Después de todo, estaban en una zona de lujo, así que la insonorización debería tener un cierto estándar.
Al instante siguiente, Wendy notó que Michael había entrado bajo la regadera y abierto el grifo.
Al ver que Wendy no se había recuperado de su trance, Michael la acercó y la abrazó en sus brazos.
Fue en ese momento que Wendy finalmente entendió lo que Michael había estado planeando hacer.
Sonrojada de rojo carmesí, luchó contra él, rogándole, —No, no lo hagas. Los niños están durmiendo en la habitación de al lado.
—¿No dijiste acaso que la insonorización era buena aquí? murmuró él con voz ronca.
—Yo... Yo..., Wendy no se había dado cuenta de por qué había hecho esa pregunta en primer lugar.
Con la cara enrojecida y sonrojada, aclaró suavemente la garganta y dijo: —Dije que estaba bien. No dije que fuera buena.