Scarlett, que apenas había logrado conciliar el sueño, se despertó por el sonido de la puerta. Sus ojos se abrieron al ver a Xander entrar en la habitación.
—¿Terminaste de trabajar? —La voz de Scarlett, todavía ronca por el sueño, sorprendió a Xander mientras se acercaba a la cama.
—Sí. Pensaba que estabas durmiendo, cariño... —La sonrisa de Xander se mostraba cálida mientras se sentaba al borde de la cama mirándola con ternura. Aun en la escasa luz, pudo ver su expresión sombría. —Cariño, te ves un poco triste. ¿Estás bien?
—No es nada. Simplemente no podía dormir —respondió Scarlett. Se acercó para sentarse junto a Xander.
—Amor, ¿puedes acompañarme abajo? —La petición de Xander dejó a Scarlett perpleja, preguntándose por qué la estaba pidiendo que bajara las escaleras en mitad de la noche.
—¿Por qué? —Preguntó ella. Confundiéndose.
—Algo le sucedió a tía Martha, y necesito tu ayuda para revisar cómo está —mintió.