Eran las 6 pm, y Xander estaba esperando a Scarlett a que se vistiera antes de dirigirse a la residencia de Teodor para cenar. Se paró junto a la ventana de cristal, observando la calle de abajo. Su mente estaba consumida por pensamientos, ajeno al hecho de que Scarlett acababa de salir del dormitorio.
—Xander —Scarlett lo llamó, acercándose con un paso elegante—. Estoy lista. ¿Vamos ahora? —dijo, parándose a su lado.
Cuando los ojos de Xander cayeron sobre Scarlett, se quedó sin palabras. No había llevado su disfraz habitual. Su largo cabello rojo caía por su espalda, acentuando su belleza natural, y ya no ocultaba el fascinante color de sus ojos.
Frunciendo el ceño, no pudo evitar comentar: —Cariño, ¿te olvidaste de algo? —preguntó, curioso.
Scarlett revisó su alforja y confirmó que su billetera y teléfono estaban a salvo dentro. —No lo creo. Está todo aquí —respondió, enseñando a Xander su bolsa, sin darse cuenta de que él se refería a algo más.