El tiempo de siesta de dos horas había terminado y la maestra de clase volvió de la reunión a la que había asistido con el resto del personal. No había necesidad de que ella despertara a los niños, pues la alarma escolar ya lo había hecho.
Esperó unos treinta minutos para que se recompusieran antes de comenzar a pasar el registro mensual.
La escuela, aunque registra todo en el sistema, todavía está acostumbrada a usar registros tradicionales mensuales para llevar la cuenta de las veces que sus estudiantes asistieron a clase en un mes.
Su razón para hacerlo fue que, hace unos años, un estudiante fue sorprendido hackeando el sistema de su clase y asegurándose de que siempre se marcaría como presente, mientras que en realidad faltaba a la escuela casi todos los días. La razón por la que el estudiante de secundaria gastó tanto dinero para contratar a un hacker fue porque su abuelo prometió pasar su empresa al hermano menor del niño si volvía a faltar a clase.