Ned parecía estar perdido en sus pensamientos, desde que había separado la mano del joven señor de Invernalia de la de su hermana fallecida, el joven Stark no pronuncio palabra alguna.
No se tomaron demasiado tiempo después de aquello, solo el suficiente para recoger los efectos personales que tanto Lyanna como Rhaegar habían destinado al pequeño príncipe recién nacido, o más bien al rey, pues por las leyes de herencia eso es lo que el bebe era.
Tras terminar aquellos preparativos básicos emprendieron la marcha con destino a Campoestrella, eran un grupo de lo más variopinto, tres miembros de la guardia real, un Stark de Invernalia, un pequeño lacustre, y un bebe recién nacido.
En el primer poblado en su camino hacia el sur de Dorne, Howland Reed y Arthur Dayne consiguieron a una nodriza para el pequeño Aemon, una mujer llamada Wylla, quien se comprometió a mantener en secreto la identidad del niño a cambio de un puesto en la servidumbre de Campoestrella, precio que Ser Arthur estaba más que dispuesto a satisfacer.
Cabalgaron durante un día completo hasta alcanzar un poblado asentado en la orilla del rio Torrentino, desde allí rentaron una pequeña barca fluvial, y navegaron hasta Campoestrella.
El tiempo que tomo el viaje hasta la fortaleza de la Casa Dayne, Ned Stark permaneció en completo silencio, sin siquiera mirar una sola vez a su pequeño sobrino que viajaba con el grupo. Con la muerte de Lyanna una parte de Ned se había ido para siempre, lejos estaba ya la época en que era meramente un joven tímido y silencioso. Ahora parecía melancólico, como si la felicidad del mundo entero hubiera desaparecido.
Howland había presenciado muchos castillos y fortalezas durante la guerra, la ubicación de Campoestrella en el centro del rio le había hecho pensar al principio que se encontraría con una edificación similar a su propio bastión, pero el hogar ancestral de la Casa Dayne no se parecía en nada a Atalaya de Aguasgrises.
Era un castillo completo asentado en una isla, o más bien un peñón rocoso que brotaba de las aguas del rio, la fortificación contaba con varios niveles de murallas y construcciones, pues habían aprovechado completamente el relieve de la isla, despuntando sobre el punto más alto de la edificación de piedra era posible ver una torre al borde del acantilado dentado que marcaba el final de la isla.
La barca atraco en el puerto adjunto a Campoestrella, donde se podía apreciar la presencia de embarcaciones comerciales, pescadores y media docena de galeras ataviadas con la espada y estrella fugaz de la Casa Dayne.
No estaba dispuesta escolta alguna cuando desembarcaron, pero no era verdaderamente necesaria, en los Siete Reinos no existían espadas mas letales y leales para proteger al Rey legítimo que Ser Arthur Dayne, Ser Gerold Hightower y Ser Oswell Whent.
La ausencia de hombres de la Casa Dayne esperándoles en el puerto también significaba que Ser Arthur no había dispuesto de plan alguno en caso de que requiriera apoyo, o mejor dicho, el capa blanca asumió que no seria necesario. No era de extrañar, siete habían llegado ante aquella torre, pero solo dos de ellos vivieron para alejarse, y solo sobrevivieron porque los guardias reales así lo dispusieron.
Tras abandonar los muelles el grupo de seis cabalgo hacia el castillo, por lo que Ser Arthur comento, Ashara y Allyria eran las únicas Dayne en la fortaleza.
Howland estaba en conflicto, volver a ver a Ashara era algo con lo que había soñado desde que se separaron tras el Torneo de Harrenhal. Pese a que el mismo estaba feliz por verla, sabia que no era prudente demostrar tales emociones cerca de Ned en este momento.
El Lobo Silencioso permanecía en silencio. Mudo y sin emoción, con los ojos opacos y muertos. La muerte de Lyanna le había afectado mucho, no obstante, el Señor de Atalaya de Aguasgrises contaba con que se recuperaría pronto, los Stark de Invernalia eran algunos de los hombres mas duros y resilientes de los Siete Reinos, para muchos parecían fríos y severos, pero aquello solo era parte de su naturaleza, un rasgo que necesitaban para controlar el reino mas grande, austero e inhóspito de Poniente.
Media hora mas tarde, el grupo estaba frente a las puertas de la fortaleza de la Casa Dayne en la cima de aquella isla rocosa. Los guardias les abrieron las puertas y les permitieron ingresar al patio del castillo donde fueron recibidos por una mujer de negra cabellera e inolvidables ojos morados, y media docena de guardias de la casa.
—Habéis venido aquí. —dijo la mujer, Ashara con un tono neutro— Y ella no os acompaña. ¿He de asumir que ha habido complicaciones? —añadió con un atisbo de preocupación.
—En efecto, Ash. La princesa ha fallecido. —contesto Ser Arthur.
La expresión de Ashara reflejo dolor y resignación. Luego miro a su hermano, Ser Arthur con reproche, y finalmente dirigiéndose a Ser Gerold añadió.
—Campoestrella está a su disposición, Lord Comandante, la Casa Dayne sigue siendo leal.
—Se lo agradezco, Lady Ashara. Requerimos alojamiento para el Rey —contesto el Toro Blanco, señalando hacia el bebe en brazos de Wylla.
—Comprendo, por favor, síganme. —fue la respuesta de Ashara mientras los guiaba al interior de su hogar ancestral.
En poco tiempo los arreglos fueron completados, y se dispuso que Aemon se quedaría en las cámaras de la doncella de Ashara y que Wylla le acompañaría. Lord Eddard, y Howland fueron puestos en las cámaras dispuestas para los señores que visitaban durante festejos y banquetes. Mientras que los tres hombres de la guardia real, fueron acomodados en las cercanías de su Rey.
El grupo completo estaba agotado, Howland, Ned, Arthur y Oswell acabaron durmiendo tan pronto como sus habitaciones fueron dispuestas. Solo el Lord Comandante se mantuvo despierto, siempre debía haber un Guardia Real guardando al Rey.
Los guardias reales se turnaron para descansar, mientras que los dos hombres del norte permanecieron en sus cámaras asignadas. No fue hasta la mañana siguiente a la llegada del grupo a Campoestrella que todos se reunieron en el salón para tratar con su anfitriona.
Ashara lucia encantadora, tan magnifica como Howland la recordaba. Pero en los casi dos años que habían pasado desde Harrenhal, muchas cosas cambiaron, y los jóvenes de entonces no volverían a ser como fueron. Ashara ni una sola vez le había mirado, y al joven lacustre le dolía su indiferencia.
—¿Qué, en los Siete Infiernos ha ocurrido con la Princesa Lyanna? —pregunto la señora de Campoestrella ignorando abiertamente a su hermano, pues se dirigió directamente al Lord Comandante.
—Complicaciones de parto, mi señora. No se pudo hacer nada. —contesto el anciano caballero.
—¿Nada? —pregunto con burla— Entonces, ¿he de asumir que llevaron a un Maestre a la Torre, que la princesa tuvo los cuidados necesarios? —añadió con ira.
Los caballeros de la Guardia Real parecían sentirse culpables, y, por primera vez desde que Lyanna falleciera Ned alzo la vista con resolución renovada en los ojos.
—¿Por qué no había un Maestre en esa Torre? —pregunto el Señor de Invernalia con voz gélida.
—El… el príncipe Rhaegar no confiaba en los Maestres… el ordeno… —comenzó Ser Arthur.
—Rhaegar esta muerto. —apostillo Ned con frialdad— Sus órdenes murieron con él. —añadió con ira fría— Su estupidez y la de Lyanna causaron la guerra. Hicieron sangrar el Reino, mataron a sus hijos. Y las ordenes de su príncipe mataron a mi hermana.
En aquel momento Howland recordó que antes de ser Guardianes del Norte, antes de Ser Reyes en el Norte, los Stark habían sido los Reyes del Invierno, y sus gobernantes eran la única casa con la que jamás debía cruzarse nadie. Pues eran tan fríos y crueles como el Invierno mismo, y tan salvajes como las bestias de su heráldica.
—Somos caballeros de la Guardia Real, nuestro deber es obedecer al Rey. —respondió Ser Oswell.
—No era acaso su Rey, el niño en el vientre de mi hermana. —pregunto el Stark de Invernalia con tono frio e indiferente, sin cuestionar nada, sino declarando un hecho —su deber era para con el niño, y por ende para con su madre. —agrego mirando con sus tormentosos ojos grises hacia los Guardias Reales— ahora, por seguir las ordenes de un príncipe muerto, la madre de su Rey esta muerta, y con ella, cualquier reclamo al trono. —dijo terminantemente Eddard Stark.
—El niño vive. Su reclamo es fuerte. Según las leyes del Reino, Aemon es el Rey. —dijo Ser Arthur.
—¿Es así? —pregunto Ned— y, dígame, gran y leal caballero, ¿Quién apoyaría su reclamo?
—Los señores del Mar Angosto… —comenzó Ser Oswell.
—Dos mil o tres mil hombres… nada más. Y todos golpeados por la guerra. —el señor de Invernalia respondió con indiferencia.
—El norte… —dijo Ser Arthur.
—No alzare al Norte por otra guerra inútil. —contesto Ned con frialdad.
—Pero el niño, el Rey es su sobrino. —el Lord Comandante hablo por fin— Stark, lo creí mejor hombre, pero tu… ¿usurparías a tu sobrino?
—Esta guerra Ser Gerold, el norte no la peleo para poner a otro hombre en el trono —explico Ned tranquilamente— sino para exigir justicia por los asesinatos de mi padre y mi hermano. Luego, cuando los rumores se hicieron mas fuertes, para rescatar a mi hermana.
—Lo entendemos, Lord Stark. —le contesto Ser Gerold— Pero las coas no son tan simples esta vez. El Rey legitimo es Aemon de las Casa Targaryen y Stark, el resultado del Pacto de Hielo y Fuego que tu ancestro Lord Cregan Stark y el Príncipe Jacaerys Velaryon sellaron durante la Danza. Es un tratado antiguo y beneficioso para la Casa Stark. ¿Sabéis de que trata?
—Una princesa Targaryen se casaría con un hijo de la Casa Stark, y la Casa Stark pelearía por la Reina Rhaenyra Targaryen.
—Si, y no, Lord Stark. —respondió el Lord Comandante— La corona apoyaría a la Casa Stark en sus tratos comerciales con el dominio, se eximiría de impuestos a cualquier nave proveniente del Norte, y se financiaría construcción de caminos e infraestructura en el Norte.
Ned parecía pensativo por un momento, antes de negar con la cabeza.
—No es por rechazar un tratado antiguo, ni inconformidad por las condiciones, pero, se Acerca el Invierno, y he estado demasiado tiempo lejos de casa. Además, no quiero tener que involucrarme más con el Sur en lo que resta de mi vida.
El Lord Comandante suspiro pesadamente y asintió.
—Comprendo, mi señor. Pero, como usted sabe mejor que nosotros, pues lo vio con sus propios ojos, el Venado en el Trono no descansara hasta que todos los Targaryen estén muertos, y eso incluye a su sobrino, Aemon.
Ned lo miro a los ojos y respondió.
—No tengo ningún sobrino, Lord Comandante, solo un hijo natural que criare yo mismo.
Los guardias reales parecían querer protestar. Pero el señor de Invernalia no les dio la oportunidad.
—No se hablará más de este tema, el niño será criado como mi hijo. El estará seguro, y el Reino no tendrá que seguir sangrando. Mientras Robert sea un mejor gobernante que Aerys, no veo porque tendría que arriesgar la vida del niño.
Ser Gerold asintió antes de añadir.
—Esta bien, Lord Stark, se hará como deseas. Pues nos fue ordenado velar por su seguridad sobre todas las cosas. Pero el niño tendrá que ser protegido. La Guardia Real estará allí para él.
Ned no parecía saber como responder ante ello, pero Howland notaba que no estaba cómodo con eso.
—La Guardia Real está muerta, Ser Gerold. Murieron frente a esa torre, al igual que nuestros compañeros. —intervino Howland— Lord Eddard vino a Campoestrella para devolver la espada ancestral Albor a sus propietarios. Pueden venir al Norte, pero no irán con el niño, Atalaya de Aguasgrises esta cerca de Invernalia, Foso Cailin y Puerto Blanco. Ya hay muchos caballeros muertos en las marismas y pantanos del Cuello, tres mas no harán mucha diferencia.
Howland era menudo, y físicamente débil en comparación con el resto de los hombres sentados en la mesa, pero posiblemente era el mas inteligente allí, muchos creen que los lacustres son cobardes por sus tácticas de guerrillas, pero eso simplemente es porque los hombres altos son menos astutos.
La conversación progreso lentamente, pero al final del día se había trazado un plan, y se construyó una historia.
Aemon Targaryen seria de ahora en adelante Jon Snow. Hijo Bastardo de Lord Eddard Stark con la mujer del pueblo llano, Wylla. La edad del niño no sería revelada, pero Ned trataría de hacerlo pasar como menor a su propio hijo, pues considerando que su edad real seria ligeramente mayor al hijo legitimo y tratando con una mujer sureña era mejor no dar mayores pretextos para aborrecer a un niño ilegitimo ni dar pie a ideas de que el bastardo pudiera quitarle la herencia a su hermano.
Howland tendría que averiguar la verdad de la línea de eventos que causaron la guerra, pues si lo que Lyanna le dijo a Ned era cierto, y lo que Ser Arthur y Ser Oswell añadieron también lo era, Lord Rickard debería haber sido consiente del matrimonio de Lyanna para cuando llego a la capital. Además, la Casa Reed ocultaría a los tres caballeros de la Guardia Real, para cuando el joven Rey los necesitara.
Se decidió que permanecerían durante otra semana en Campoestrella, pues las hermanas silenciosas debían tratar con los cuerpos en la Torre, Ned deseaba llevar a su hermana de regreso a Invernalia, y era menester levantar túmulos para ocho hombres, incluso si en realidad solo cinco estarían ocupados.