Cada paso que daba para acercarse a su vieja compañera sentía como si le apretaran el corazón, ya la había perdido una vez cuando por las artimañas de Morgana tuvo que romper los juramentos que lo hacían un caballero.
En su viejo mundo los juramentos eran mas allá de meras palabras, estos ofrecían un poder tangible dependiendo del peso que llevaban.
Romperlas no solo significaban una transgresión de tu palabra la cual era mas preciosa que el oro, sino que el mismo mundo imponía castigos que iban desde la perdida de todo tu poder a la misma muerte.
En un momento de furia ante las atrocidades que Morgana empezaba a desperdigar por todo su desdichado mundo, el rompió un juramento de caballería….su compañera ante la transgresión a los juramentos que lo unían a el se hizo pedazos ante tamaña afrenta.
Fue una de los tantos arrepentimientos que llevaría en vida, su compañera que había estado junto a el cuando tomo el manto de rey , perdida por sus propios pecados e incompetencia.
El dolor se sentía como si hubiera sido ayer.
Faltando unos pasos para alcanzarla, la admiro embelesado por su brillo tan impoluta como el mismo dia que la empuño por primera vez, proclamando su papel como el rey profetizado.
Las siguientes aventuras que vivió para ganarse el derecho de llamarse un rey la habían llenado de pequeñas imperfecciones en su hoja, pero todas eran marca de orgullo que la misma hoja se negaba a borrar.
Ya a la distancia de una mano el niño sacudió la cabeza ante los continuos recuerdos que no paraban de dominarle , no sabia cuando seria el momento en que su mente se rompa o el mismo desaparezca.
El ya no era un rey, corrección el nunca fue un rey por mas que sus recuerdos le decían lo contrario.
Había pocas opciones que podían explicar tal cadencia de recuerdo que empezaban a abrumarlo.
Una era que su alma se había fusionado con el alma de Arthur Pendragon , lo cual fue jodidamente extraño pero todo podría explicarse con los dioses del isekai
Dos …una extraña forma de reencarnación, por alguna razón era la reencarnación de Arthur Pendragon, aunque se suponía que no había muerto sino que reposaba en Avalon.
Mas opciones se le ocurrían, lo malo fue que cuando inclusas dioses literales en la ecuación tenias infinitas variables al punto que hasta la mas descabellada podría ser la correcta por el factor "dios".
Suspirando en su interior por lo absurdo de todo esto, sin pensarlo y mandando todo al diablo tomo la empuñadura del espada frente suyo y
DOLOR
¡ARGH ¡
Sintiendo como si hubiera metido su mano al fuego, aparto rápidamente su mano soltando primero un grito de dolor.
El dolor era tan abrumador que por unos segundos este era lo único que lo dominaba, gritando en el suelo sin darse cuenta cuando habia caido arrodillado.
Cuando el dolor empezó a amilanar tomo profundas inhalaciones de aire y se quedo lívido ante lo inesperado de todo esto.
""Se supone que es mi espada, por que me provoco tal dolor el solo hecho de tocar su empuñadora"" en shock pensó en los posibles motivos de tal desagradable sorpresa.
Hasta que una pequeña idea empezó a ganar forma dentro de el, pronto fue ganando peso y exhalando su dolor dijo apesadumbrado
"Arthur Pendragon es tu maestro, tu único maestro...un verdadero rey y caballero"
" Yo una existencia extraña sin siquiera un nombre no merece ni tocarte no es verdad, Caliburn"
Dando un destello como afirmando las deducciones de la cosa extraña que osaba mancharla al tocarla.
El niño se quedo arrodillado pensando en lo que haría a continuación pero su corazón sangraba ante el rechazo de su vieja compañera, lagrimas silenciosas fueron cayendo en un rostro estoico que trataba de concentrarse inútilmente en preguntas sin respuesta que seguían llegando sin un final predecible en el corto tiempo.
Gracias por los que leen esta historia, actualizare en unas horas