El perro no dejaba de jadear en el camino de vuelta, Selena se había vuelto a dormir en el asiento de copiloto y Aly pensaba…pensaba en todo, pero los jadeos del perro la distraían.
Cuando llegaron al Primmadona Aly tuvo que darse la tarea de cargar con el perro debajo uno de sus brazos y con su compañera sujetándola por debajo sus hombros para que pueda caminar. Los primeros rayos matutinos del sol se podían divisar a la distancia, la hacienda estaba desierta, las demás chicas estaban durmiendo después de una noche agitada y Aly estaba agradecida por ello, estaba cansada de los repetidos interrogatorios que le hacían sus compañeras e incluso Antonieta que no se conformaba con las altas ganancias que traía Aly después de cada turno siempre tenía irritantes preguntas. Aly se limitó a explicar que creía que asesinando a sus clientes podría producir más dinero para la hacienda y tener más ganancias personales para poder independizarse en un futuro. Y así dejarlas en paz.
Varias de las chicas se conformaron con dicha explicación, otras llegaron a la conclusión de que Aly estaba fuera de sus cabales e incluso llegaron a pensar que era una sociópata, en consecuencia, le llegaron a tener miedo, sin embargo, nunca faltan las mentes curiosas y los hocicos husmeadores. En repetidas ocasiones Aly se vio acosada por sus colegas al momento del coito con sus clientes, ansiosas y deseosas de verla perpetrar una clase de brujería o acto demoníaco o simplemente para verla disparar un arma. Ellas le sacaban de quicio, a pesar de todo la peor de todas era Antonieta, tenía que pagar un precio muy alto para mantenerla al margen.
Impresionantemente, ninguna de las chicas del Primmadonna que trabajaban ya mucho tiempo atrás, tenían miedo o temor a las acciones de Aly. La mayoría, si es que no todas, estaban felices con la idea de que Aly las protegiera, sin embargo, la policía era una preocupación constante incluso cuando no estaban ni cerca del rastro de Aly.
Subieron al segundo piso, Aly estaba agotada y la travesía a la habitación de Selena le pareció el Viacrucis como tal, Selena era su Cruz y el perro su corona de espinas. Con el sudor en la frente, Aly avanzaba a lo largo del recorrido hasta el punto de jadear junto con el perro quien era dañado por la torpeza de su ayudante. A ella le faltaba aire y jalaba el delgado cuerpo de Selena para que reaccione y siga avanzando, cuando en un momento al levantar la mirada pudo divisar una figura al fondo del pasillo, era una niña pelirroja de tez blanca que la miraba fijamente, Aly se paró en seco no podía avanzar ni retroceder estaba petrificada.
La niña vestía una blusa rosa, unos vaqueros cafés y unas zapatillas, las personas se vestían así varios años atrás... cuando Aly era una niña… En el piso de la planta se escucharon algunos crujidos, pues la niña avanzaba poco a poco hacia Aly, estos crujidos no eran normales, detrás de ellos se podía notar la existencia de unos ruidos selváticos, animales e insectos que producían sonidos al desplazarse por la vegetación misma que magnifica esos sonidos añadiéndoles profundidad y eco para darle ese misterio y suspenso que engloba la selva salvaje.
Esta combinación le inquietó mucho más a la mujer en frente de la niña, no estaba segura si el verdadero peligro provenía de la niña o de la selva que parecía estar rodeándole, empezó a mirar alrededor para asegurarse de que aún se encontraba en la ciudad pero con cada sonido que emanaba del crujido de la madera del suelo empezaba a dudar cada vez más de sus sentidos, hasta que decidió volver a ver a la niña quién se había acercado más y la luz del pasillo le permitía ver su rostro con mayor claridad, era una niña hermosa, hasta que sufrió una clase metamorfosis, su cuerpo se volvió negro y su pelo rojizo se engreñó en mechas blancas que parecían poder cortarle la piel a cualquiera y su rostro se volvió en el de un gorila deforme, con sus largos colmillos sobresaliendo del hocico y sus ojos que propinan terror, tenía rasguños por todo su rostro y de ellos emanaba un líquido purpúreo, la niña se hincó de rodillas y su torso sufrió una transformación aún más dolorosa, su columna se levantó de su lugar para crear una mucho más ancha y alta. La niña no podía mantener la postura y puso sus puños plomizos también en crecimiento sobre el suelo, fue como ver al gorila más horrible parado en frente tuyo, Aly estaba temblando y pudo apreciar cómo esa clase de primate lanzaba su primer rugido y con pesados saltos y golpes en las paredes se iba acercando agresivamente hacia ella, mostrando sus feroces colmillos para intimidarla. Aly cayó al suelo dejando caer sobre este a Selena y al perro que tenía en brazos y empezó a gritar más fuerte, el gorila dio un salto, emitió un fuerte rugido y cayó encima de Aly, era tremendamente pesado y el gorila le masticó el rostro una y otra vez, Aly se revolcaba y gritaba, no podía hacer nada, estaba inmovilizada y su rostro era devorado por la bestia encima suyo.
Despertó de su pesadilla, seguía en el suelo, revolcándose del dolor, moviendo estrepitosamente sus extremidades sin poder levantar el peso que tenía encima, sin embargo no era un gorila, era su compañera Kenya con su pijama que intentaba calmarla. Detrás de ellas varias otras de sus compañeras la observaban a ella y a la escena con temor.
-¡Aly, soy yo, cálmate de una vez, estás asustando a todas! – exclamaba Kenya mientras sostenía los brazos de Aly para que no la golpee
Aly estaba confundida y asustada, juraba que estaba siendo devorada por un gorila…no lograba entender lo que estaba pasando.
Avergonzada por la situación agarró al perro y se fue corriendo a su recámara empujando a todas las otras chicas que le bloqueaba el paso, entró y cerró la puerta de un golpe, el cuerpo le dolía y sentía que su mente estaba a punto de explotar. Dejó al perro en la cama y se dirigió al baño, lo primero que hizo fue verse en el espejo, estaba pálida y en sus mejillas tenía leves rasguños, se quitó la polera y en su dorso estaban varios moretones de grandes dimensiones que cubrían todo su cuerpo. Quería creer que se los había hecho al momento de caer al suelo o de empujar a sus amigas, camino a su habitación pero simplemente era imposible, dichas acciones no eran lo suficientemente torpes como para producirle aquellos moretones.
De repente la imagen de su rostro siendo devorado por una clase de demonio-gorila le revolvió el estómago, se dirigió al inodoro y empezó a vomitar, expulsó todo su alimento, algunos otros fluidos y sangre, el cuerpo le dolía terriblemente. Varios de sus cabellos llegaron a ensuciarse por el vómito y unos pequeños rayos de sol entraron por la diminuta ventana encima de ella, sentía que estaba muriendo por dentro.
Traumatizada por los eventos, metió su mano al inodoro y recogió una pequeña porción de su vómito, procurando levantar una buena cantidad de sangre y se la tragó, el ácido sabor y la textura indescriptible le hizo temblar, pero cuando finalmente lo engulló, su cuerpo se llenó de tranquilidad y de su piel nacía una clase de brillo naranja. Esta luz se propagó por todo su cuerpo hasta convertirla en una llama de luz fulminante, nadie excepto el perro había notado dicho acto sobrenatural quien intrigado por lo ocurrido se había olvidado de su propio dolor. Después de unos segundos, Aly volvió a la normalidad, se levantó del suelo, tiró de la manija del inodoro y se dirigió al espejo del baño, ya no tenía moretones, ni rasguños, estaba intacta pero algo dolorida.
Se lavó el cabello, la cara y los brazos con agua, al momento de secarse el cabello se había dado cuenta que el dolor ya se había ido. Caminó en dirección al perro, este con un poco de admiración y curiosidad le lanzó aquella mirada que estos animales siempre te hacen, esos ojos que te preguntan "¿Eres malo?". Aly le miró con reproche, hasta ese momento todo había sido un desastre. Se sentó al lado del can, le acarició un poco el estómago tratando de reconocer de dónde provenía su dolor exactamente, hasta que al momento de tocar su pata trasera el perro casi le muerde por el dolor que le produjo el tacto.
Aly abrió el cajón de su mesita de noche y de ella sacó una navaja con una rosa inscrita en ella, se cortó la mano y dio su sangre de beber al perro, este a un inicio le rechazaba pero luego cedió, después de todo estaba muy sediento. El perro casi inmediatamente empezó a brillar, tal cual lo hizo Aly minutos antes. Y su cuerpo empezó a resplandecer, hasta que el brillo se desvaneció y reveló a un perro totalmente curado y recuperado. Ya no tenía una pata rota ni parecía estar acongojado por la sed ni el hambre, como si le hubiera devuelto la vida al animal. Al momento de ver al perro recuperado, una sonrisa se le dibujó en la cara de Aly, el perro se levantó y regocijado empezó a mover la cola hasta el punto de saltar encima de Aly, no eran colmillos del demonio-gorila lo que ahora atacaban el rostro de Aly sino la amigable lengua de un perro que lamía todo su rostro en signo de agradecimiento por salvarle la vida, aunque este no entienda cómo. Aly simplemente disfrutó del momento.