Mirando al joven que se retiraba del campo, preocupada, Eleine se acercó a su amiga y la enfrentó.
—Por que le mentiste—
Sin cambiar su expresión, Aisha observo los muros destruidos en el lugar y pensó en lo que pasó durante la pelea.
—Respondeme, porque le entregaste tu tesoro familiar a un extraño—
Eleine se había dado cuenta que el ataque del joven, aunque poderoso, no era capaz de activar la protección del collar de Aisha.
Sintiendo la preocupación de su amiga, Aisha se volteó mirándola a los ojos mostrándole una sonrisa sincera.
—Que piensas de esto—
Levantando un escombro del suelo, Aisha presentó sobre sus manos un pedazo de cristal protector y espero la reacción de su amiga.
Sorprendida, Eleine tomó el cristal en sus manos y trató de liberar su protección, pero su interior estaba completamente vacío.
—Es probable que el aún no domine su fuerza, incluso pareciera que su cuerpo aún no ha estado expuesto a las partículas mágicas por mucho tiempo—
—Entiendo—
Mirando el rostro de su amiga, Eleine solo pudo negar con la cabeza y tomar el hombro de ella.
—Solo espero que su cuerpo no rechace la magia—
En la raza de los elfos oscuros, al nacer, los padres realizan un ritual para ver la afinidad del bebé con la magia.
Aquellos con mala afinidad a la magia, son protegidos por talismanes o collares protectores, para que el bebé al crecer no tenga una reacción negativa a las partículas mágicas.
En el peor de los casos, cuando uno de ellos presenta una reacción negativa, su cuerpo explota liberando toda las partículas mágicas que no pudo asimilar, destruyendo todo cien metros alrededor de él.
Al llegar a la casa que le habían asignado al joven, sus escoltas le entregaron un pergamino con toda la información básica y su primera orden.
—Soldado, desde este momento pertenece a la decimosexta avanzada. Al escuchar la primera trompeta de la mañana, deberá presentarse con la ante la guardia y seguir sus órdenes, tiene alguna pregunta—
—No señor!—
Al terminar de dar los últimos saludos, el grupo se retiro dejando solo al joven.
—Crow—
Ese era el nombre clave que le entregaron al joven.
En todo el pueblo de la decimosexta avanzada, solo Aisha, Eleine y una pelirroja explosiva poseen sus nombres originales, todos los demás solo podían llamarse por su rango o su nombre clave si era necesario.
Después de la prueba de ingreso, todos los soldados deben juntar mérito antes de poder recuperar su nombre.
Dentro del pueblo, la mayoría de los soldados habían llevaban cientos de años trabajando en ello, la cantidad de mérito era excesiva y cerca de su pueblo, solo las bestias peligrosas eran capaces de otorgarle algunos puntos.
Aunque Crow había perdido su nombre, los recuerdos de su familia y su pasado no habían sido eliminados, pensando en ellos recordó el motivo que tenía al unirse al poblado.
La casa que le asignaron a Crow tenía una habitación, una pequeña sala vacia ,y el espacio donde debería haber una cocina se encontraba vacío, en ninguna parte se podía encontrar un baño.
Preocupado, Crow salió de su casa y fue a saludar a su vecino para consultarle sobre el baño.
Tocando la puerta, en el interior pudo escuchar que varias cosas caían al suelo, mientra unos pasos apresurados se acercaban a la entrada.
—Si, quien es?—
Al abrir la puerta, un joven de cabello verde oscuro apareció con la ropa un poco desordenada.
—Hola, soy su nuevo vecino, me llaman Crow—
—Crow? ah, ya veo. El mío es Leaf, bienvenido al pueblo—
Al mirar al interior de la casa de Leaf, Crow pudo observar que todo era un completo desastre, con libros y pergaminos por todos lados.
—Necesitas ayuda con eso?—
Al ver las buenas intenciones de Crow, el joven Leaf agradeció la ayuda, y ambos empezaron a levantar los libros.
Leyendo la portada de algunos libros, Crow pudo encontrar que el tema principal de ellos era el estudio de la magia.
—Leaf, tienes muchos libros de magia, pero me gustaría saber si tienes uno sobre la historia del mundo—
—Tengo uno sobre la historia del reino de Asturias y un poco de su pasado, pero si buscas un libro más completo solo los podrás encontrar en la capital—
Después de despejar el suelo, Leaf sacó un libro muy delgado de las estanterías.
—Este es un cuento que mis padres me leían cuando pequeño, espero que responda algunas de tus preguntas—
Tomando el libro, Crow recordó el motivo de su visita y un poco incómodo preguntó.
—Recién me estoy acomodando a mi nuevo hogar, pero no vi ningún baño o ducha, ¿no usan esas cosas aquí?—
Mirándolo un poco dudoso, Leaf tomo una pequeña gema gris y se la entrego a Crow.
—En tu casa debe haber una sala vacia, allí busca una hendidura donde puedas usar esta gema y espera un momento hasta que funcione—
Confiando en su vecino, Crow regresó a su hogar y buscó la hendidura que le mencionó Leaf.
Al colocar la gema, una luz rodeó la habitación, apareciendo un circuito mágico que empezó a modificar el lugar.
En solo unos minutos, un sistema de ducha e inodoro aparecio.
Sorprendido, él se acercó a una pequeña fuente, donde al abrir la llave salió agua cristalina sin parar.
—Porfin puedo bañarme—
Quitándose la ropa, Crow paso una hora limpiando todo su cuerpo bajo el agua. Aunque el siempre se preocupó de mantenerse limpio, extrañaba tomarse una ducha en un lugar seguro.
Esa noche, después de mucho tiempo, Crow se cortó su barba, mostrando frente al espejo el rostro que él recordaba.
—Nada mal, aún así parezco un poco más joven que antes—
Luego de pasar un tiempo, el joven tomó el libro que Leaf le había prestado y empezó a leerlo.
Según la historia, hace más de diez mil años, el en el continente de Aios existió Tremo, un reino que albergaba a miles de razas en sus tierras.
En ese reino, distintos pueblos y tribus de sus fronteras fueron absorbidos por Tremo, perdiendo sus creencias en el tiempo.
Durante los últimos años del reino, una guerra estalló en el desierto, al oeste de Aios. Millones de tribus se enojaron por las acciones de Tremo por robar a su gente y obligarlos a perder su cultura.
Luego de años de discusiones y enfrentamientos, un bando apareció en el desierto.
Dirigidos por una sola fuerza, la gente del desierto invadió Tremo, donde en solo cinco años lograron conquistar más del ochenta por ciento del reino.
Ante la inminente destrucción de Tremo, el rey junto a su familia fueron asesinados por sus malas dediciones, provocando que los reinos vecinos ayudaran al reino en declive, a cambio de una parte de sus tierras.
Con el refuerzo de millones de soldados, las batallas se extendieron por más de cien años, donde al final, las tribus del desierto decidieron retirarse sin antes de formar un pacto con el ejército aliado.
En el escrito se dictaba que mientras los reinos aliados no secuestraran a la gente del desierto, las tribus no atacarían.
Después que los ejercitos se retiraron, los reinos de Asturias, Lions y Era se levantaron como guardianes de la frontera del desierto.
En el libro no se mencionaba nada acerca de la raza humana. Según la historia, el reino de Asturias fue dirigido por los elfos oscuros, donde la princesa Eleine pertenece a la familia Real.
En el reino de Lions, la raza dominante fue la de los orcos y el reino de Era fue poblada solo por guerreras de diferentes razas.
Aunque Crow no entendía como en un reino solo podían nacer mujeres, viendo la facilidad con la que los elfos oscuros usaban la magia, pensó que debían tener un método especial.
Esa noche, Crow no pudo soñar nada y solo se levantó cuando el sonido de la primera trompeta del día invadió el pueblo.
Usando la ropa que le habían preparado los soldados, Crow se sintió algo incómodo al usar la vestimenta parecida a la de grecia antigua, pero al ver que era común en la gente de las calles, solo se resignó y se dirigió al puesto de la guardia.
Frente a la barrera del pueblo, cinco filas de soldados estaban formados en línea, el grupo estaba compuesto tanto de hombres como mujeres.
Luego de presentarse ante el soldado a cargo, a Crow lo enviaron a conseguirse un conjunto de armaduras, si no, no podría entrenar con el grupo.
Siguiendo la dirección que le habían entregado, Crow llegó a una tienda con un letrero de un martillo y una espada en su frente.
Entrando en la tienda, el ambiente era caluroso junto con un olor pesado para la gente común.
—Hola, hay alguien aqui?—
Luego de alzar la voz, pasos agitados se escucharon en la distancia.
Después de una larga carrera, una niña pelirroja de no más de un metro y medio de alto se presentó frente a Crow.
Lo que le sorprendió a Crow, fue que la niña frente a él era la primera persona que no era un elfo oscuro. Emocionado se acercó a la niña y le preguntó de dónde era ella.
—Eres extraño, soy de la raza de los enanos. ¿Eres ciego o que?—
Sin molestarse por el tono de la niña, Crow le entregó una tarjeta a la niña esperando que ella le entregase la armadura que le pidieron.
—Así que fuiste enviado por Eleine, y yo que pensé que eras un cliente—
Tomando una cinta métrica, la niña midió el cuerpo de Crow.
En solo unos minutos empezó a buscar entre sus cosas y consiguió una armadura algo desgastada junto a una espada corta.
—Con eso deberías aguantar por un tiempo, no olvides regresar para hacerle mantención o se te dañara—
—Muchas gracias, mi nombre es Crow, el tuyo es—
—Flare—
Mirando la duda en el rostro de Crow agregó.
—No pertenezco al reino de Asturias, solo soy una herrera errante que se instaló en este pueblo—
Al terminar de ponerse la armadura, Crow empezo a salir de la tienda cuando escucho la voz de Flare.
—Por cierto, solo tengo doscientos cuarenta años, no soy tan vieja como crees—
Sintiendo que su sentido común se seguía distorsionando, Crow regresó con la guardia del pueblo.