"Día 34 desde la manifestación del inframundo
"Ya llegamos a la capital, iré a informar al gremio, tu quédate por la zona" Le informo Ela a Juan.
Lo cierto es que fueron tres días a caballo, desde la fronteras hasta la capital, no tuvimos muchos problemas, pero tampoco mucho descanso, asi que aprovecharé que estoy en la capital, para restablecer los suministros, luego de informar sobre los gigantes.
Una vez en el gremio, muestro mí placa de identificación y la misión en administración, inmediatamente soy llevada a la sala del Organizador.
Una vez dentro, se ve detrás del escritorio, sentado, a un hombre viejo, fumando.
"¿Y bien, que tienes?" Dice el hombre, directamente al grano.
"Unos cuantos gigantes con dos unidades pesadas, desde las fronteras que dan al desierto del pecado, hemos explotado unos barriles sobre ellos, pero al parecer no hicieron la gran cosa, si estimo bien, llegarán a la ciudad mas cercana al desierto en 4 días"
El hombre se levanta de su silla y abre las ventanas.
"Gracias por el informe, puede retirar sus ganancias en administración" Tras decir aquello, arroja su cigarro por la ventana.
Abandona la habitación y recojo el pago, 10 monedas de oro y 20 de plata.
Unos minutos más tarde me encuentro a mí compañero, en la salida de un burdel, apestando a cerveza y sin pantalones.
"Que se arregle solo" Escupo esas palabras de mí boca, con disgusto por su estupidez.
Tras dejar a mí compañero tirado en las puertas de un lugar pecaminoso, me dirige a una taberna con alojamiento y comida, además de un baño, lo necesito.
Una vez que me bañe y comí una buena comida, alguien me encontraba en mí habitación, sentada en la cama, obviamente sin mí armadura.
Toc, toc
Se escucha a alguien tocar la puerta.
Una vez me acerque a la puerta pregunte quién era.
"Soy yo Jose, déjame entrar te llevo buscando un buen rato, me dejaste abandonado"
"Vete a beber alcohol al burdel, eso dije, ¿o me equivoco?"
"Eh... ¿me viste?... Espera me hubieras llevado entonces, casi terminó involucrado con mercaderes ilegales y casi soy arrojado a la celda con un lobo."
"Kukukuku, te lo mereces, ¿al menos tienes pantalones?"
"Si, se los robe al que a uno de esos mercaderes"
Abro la puerta.
"¡Que sea la última vez o la próxima vez verás a Julius solo!"
"¡Todo menos eso, ese loco siempre quiere escuchar historias!... además ahora esta bastante deprimido, desde que perdió a quien era como un hijo."
"Lo consolaras entonces y quizás te deje como su nuevo hijo" Le respondí fríamente.
...
..
"¿Y mí cama o habitación?" Pregunta Jose.
"Ten tu parte" le entregó dos monedas de plata "Y por hoy puedes dormir junto a los caballos" Rápidamente cierro la puerta y la aseguro.
"Bueno, a dormir"
"¡Ábreme!"
<¿Escuche algo?, na no debe ser nada,>
******************
El mismo día, durante la noche.
Una encantadora dama, con un cuerpo perfecto y ropas bastantes enriquecedoras a su figura, se acercaba al templo.
Un guardia la intercepta.
"¿Señorita, cuales son sus motivos a venir aquí?" Preguntó amablemente, pero sus ojos no estaban mirando su rostro.
"Tengo asuntos con el Obispo Macqan, he aquí la orden" Muestro un papel, obviamente falso, pero ellos no se darían cuenta.
Al ver la orden el guardia se asusta y dice "perdone, el Obispo debe estar en su sala descansando"
"Gracias" Le agradezco en una forma encantadora.
Lo cierto es que esto es solo un trabajo, se supone que dejo sobornar al Obispo, para que ignore por un día, lo que suceda cerca de los templos, pero realmente no tiene sentido, sería mejor sobornar a los guardias, para ello, pero en fin un trabajo es un trabajo.
Una vez entró en los aposentos del templo, dedicados a creyentes y personal del templo, busco la habitación de Macqan.
"Que extraño, la habitación que parece más lujosa es de él" Se dice a sí misma, sarcásticamente.
Golpeó la puerta
Toc, toc.
"Obispo Macqan, tengo negocias que discutir"
"¿Quien es?" Pregunta una voz ronca, al otro lado de la puerta.
"Alguien que quiere ayuda, para cometer actos un poco fuera de la raya"
Arrojó una moneda de platino, al otro lado de la puerta, por cierto mí pago son 20 monedas de estas, ni yo me lo creí en su momento, este será mí último trabajo y volveré con mis padres, hace tiempo que no los veo y deseo hacer las pases.
"Tengo otros aparte de estas"
Hay un silencio molesto en el aire.
"Adelante, pase" la puerta se abre, tras ella hay un hombre delgado viejo, con rojas de secta.
"Tome asiento"
Acepto la propuesta de tomar asiento.
"Seré breve, quiero que ignore todo actividad ilegal, en dos días, los actos serán cerca de iglesias"
"Hmmm, podría hacer un celebración o algo asi y alejar a creyentes y guardias de las zonas, pero hablemos del pago"
Muestro un saco con 4 monedas de platino y 30 de oro.
"Hmm, esto esta bien, ¿no pedirás garantías?"
Es cierto que un negocio de este estilo requiere garantías ya que no es nada seguro que él cumpla, pero no me pagaron por ello.
"No son mis problemas, ¿Trato?"
"Trato he..."
"¡BUMMMM!"
....
..
.
<Hmm, no puedo moverme... ¡mis piernas!, ¡mis piernas!, no están y ¿el obispo?... no sobrevivió, no puedo, mantener la conciencia, mis..., mis...>
*****
Mientras tanto...
"Está hecho Rey William, ¿enviamos a las máquinas?"
"Aún no, dejemos que circulen las noticias, pero le diré a Sandy que los prepare, tu solo espera en las sombras o ve y disfruta de la ciudad, la verdad no me importa."
Fin de la comunicación.
"Bueno, fue una pena que un cuerpo como ese se desperdicie, si tan solo no estuviera tan hecho añicos, podría disfrutarlo, pero le falta las piernas, un brazo, parte del torso, se le caen las tripas y... bueno es basura"
Vanella ve detrás suya, donde hay dos hombres y una mujer revividos mediante necromancia.
"Por ahora practicare, para complacer al Rey, para cuando llegue el momento, por algo soy Vanella la nigromante más encantadora."
Nota del autor:(Realmente es llama Vanella la abusadora nigromante más demente o al menos así la llamaban sus compañeros)
Vanella tiene conductas de necrofilia, no se acerquen a ella, si son guapos o guapas y quedense tranquilos no se describira su "locura"
Proximo capitulo, dedicado a los robots del loco William