'Wow, ¿así que este es el legendario... período de apareamiento?'
Alexander abrió grandemente los ojos mirando a la actual Kuroka enfrente suyo, y trató de hablar con Kuroka, mientras una gota de sudor bajaba desde su frente.
"K-Kuroka, ¿te sientes bien ahora mismo? ¿Quieres volver a Kyoto?"
Kuroka, aunque se sentía tan caliente en este momento que simplemente quería explotar, milagrosamente, se auto-contuvo con una expresión seria, que al parecer le dió un margen para hablar casi normalmente, pero todavía sonrojada.
Ella sacudió la cabeza, y sus adorables orejas de gato se sacudieron un poco, sacándole una mirada de Alexander por lo lindo que eran.
"Ya no puedo aguantar más... ya no puedo. No sé quién eres, ni siquiera te conozco tan bien, ¡tampoco sé por qué me tratas tan bien a mí, una asesina! Pero ya no aguanto más-nya~"
"¿A qué te refie-?"
"¡Es que... es que!" Kuroka sacudió su mano duramente, mirando a Alexander con lágrimas en los ojos, "¡¿Por qué me tratas tan bien?! ¡¿Por qué sabes tanto de mí?! Escuché de esa pequeña Kunou que tenías un mundo que era completamente tuyo, y tu espacio más privado, aunque no lo podía creer, pero aún así, me dejaste entrar tan fácil-nya~ ¡¿Y si hubiera querido asesinarte, eh?! ¡¿Y si sólo vine aquí para decirles todo esto a mis empleadores?!"
Kuroka dejó de gritar y las lágrimas bajaron de sus ojos perla dorados.
Sus sentimientos estaban en total desorden, también sus pensamientos.
Ella vino hace poco más de una semana aquí a Kyoto pensando que su misión sería algo como asesinar a algún Youkai importante en algún sentido, como había hecho antes en más de una ocasión.
Ella literalmente nunca pensó que se encontraría con alguien como Alexander que sabía no sólo tanto de ella, sino que incluso la trataba tan bien que en realidad le molestaba.
¿Él no era un hombre? ¿Por qué no quería violarla?
Si hubiese sido de esa manera, al menos ella podría estar todo el tiempo en guardia tranquilamente.
Ah... debe ser por las mujeres tan hermosas que lo rodean. Ellas son sus mujeres, lo son, ¿cierto?
Indicios que mostraban esto eran simplemente demasiados en esa Mansión Kyuubi.
Un complejo de inferioridad y unos celos invadieron rápidamente a Kuroka con esos pensamientos.
¿Quiénes son esas mujeres? ¡¿Por qué son tan malditamente hermosas que parecen Diosas?!
No, ¡¿por qué él mismo parece un Dios?!
Entonces, en lugar de tener una actitud hacia él que ella tendría hacia todos los hombres, simplemente no sabía qué hacer.
¡Ya que Alexander a menudo cuando veía a Kuroka le daba unas inofensivas y placenteras palmaditas en la cabeza!
¿Eres tonto? ¿Quién va por ahí dándole palmaditas en la cabeza a la gente? Y aún así, yo soy mala, no las merezco.
Kuroka siguió llorando mientras miraba a Alexander furiosamente.
El que en su frente, estaba casi como si Medusa hubiera aparecido de repente y lo hubiera mirado, o sea, como una piedra.
"¡¿Por qué alguien como tú puede poner una apariencia tan tonta y adorable?! ¡Estúpido-nya~!"
...
...
Después de ese arrebato, Kuroka dejó que sus rodillas tocaran el suelo y sus manos también.
Sus lágrimas habían parado, pero todavía tenía una expresión rara, porque era una mezcla de remordimientos, con un fuego lujurioso que se alzaba en su corazón.
Resiste, resiste un poco más... ya sea que me mate, o que me abandone, cualquiera sería mejor. Él y esas personas son buenas personas... yo me tengo que mantener lejos de ellos... sino... ¿sino con qué cara voy a ver a Shirone cuando la vea?
"..."
Lentamente, pasaron algunos segundos desde todo aquello.
Alexander seguía en shock y Kuroka ahora estaba en la misma posición de antes, con la cabeza abajo, pero con la piel algo roja.
En ese momento, Alexander finalmente reaccionó.
*Slap*
"Vaya, eso me tomó de sorpresa."
Después de darse unas palmadas en las mejillas, Alexander regresó en sí y pudo digerir todo lo que sucedió poco antes.
Luego se acercó a Kuroka, y habló en voz calmada, "Kuroka, ¿estás bien? Se que tienes preguntas, pero más tarde podemos hablar y allí te diré lo que quieras, todas las respuestas que necesites, pero ahora mismo no estás bien, ¿qué puedo hacer para ayudarte?"
Kuroka levantó su cara aturdida y lo miró.
Luego se enojó.
"¡Tonto-nya~!"
Alexander se sorprendió un poco, pero todavía miró con preocupación a Kuroka, "Hai hai, soy tonto, pero entonces, ¿qué pue-...? ¡¿Hmm?!"
Kuroka se lanzó sobre Alexander y lo besó directamente en sus labios.
*Mnnggbbuugmm*
Un tiempo Kuroka estuvo degustando de la boca de Alexander como quiso, aunque inexpertamente, pero justo cuando Alexander iba a empezar a liderar el beso, rápidamente apartó a Kuroka por los hombros para que se separaran, y el hilo brillante de saliva se formara entre ellos, el cual Kuroka no dejó de mirar embelesada.
"Detente, tú... por qué hiciste eso, por Dios... ni siquiera sé tú edad..."
Alexander habló con una expresión amarga, pero de repente, Kuroka dejó de mirar el hilo de saliva que todavía los conectaba y dijo, adorable y puramente, "21 años-nya."
"Pero eso no importa."
Acto seguido, con hambre en su mirada, Kuroka besó nuevamente a un Alexander ahora estupefacto, y lento, pero seguro, ambos se sumergieron bastante en ese beso.
Los pechos redondos de Kuroka estaban apretados a la zona del pecho de Alexander, y su cuerpo lleno de grandes curvas estaba todo sobre él.
El Kimono que usaba Kuroka se había dejado caer un poco, por lo que sus pezones rosados y duramente erectos presionaban a Alexander como dos pequeños guisantes, lo que lo encendía todavía más.
Después de dos minutos, se separaron nuevamente.
"Tú... ¿estás segura de que quieres hacer esto conmigo? Las chicas deberían pensar seriamente en este tipo de cosas."
Kuroka no dijo nada, y ella sólo le dió una mirada divertida pero indefensa.
¿Todavía me tratas como una chica normal? ¡Yo soy alguien mala! ¡Yo he matado personas!
Entonces, Alexander acarició la mejilla de Kuroka en ese momento. "Oye, quita esa mirada de autocrítica, no importa lo que haga una persona en la vida, y tampoco importa lo que los demás piensen que uno ha hecho. Lo realmente importante es que sepas que hay personas en este mundo que saben perfectamente por qué haces este tipo de cosas y estén deacuerdo con ello, como yo, por ejemplo."
"Y-Yo... y-yo he matado a-..."
"No importa, nada de eso importa. ¿Crees que yo soy impugne?"
"¿Im... pugne-nya?" Kuroka puso una cara dudosa.
"Ah, lo siento, ¿piensas que yo nunca he hecho nada malo? Creo que en este momento, yo mismo debo haber matado a más de decenas de miles de personas, pero estoy completamente convencido de que mientras haya alguien que realmente sepa por qué lo hice, y estén bien a causa de eso, entonces no es un pecado en primer lugar."
Kuroka entonces, ya en el límite de su cordura, tanto por la lujuria incontrolable que quemaba sus partes íntimas, así como por el sentimiento tan rico de las manos de Alexander que la acariciaban, pudo exprimir algunas palabras: "Después tendremos una conversación-nya... y me dirás todo, pero por ahora... tú, Alexander-sama, ¿me aceptas? ¿Aceptas a Kuroka-nya?"
Escuchando el tono adorable de Kuroka, Alexander sonrió brillantemente y dijo, "De qué hablas, Kuroka, ¿acaso no es ya obvio?"
Ba-dum.
Ba-dum.
Ba-dum.
....