Beau había tenido a estas alturas de su vida un cupo más que razonable de experiencias cercanas a la muerte, aunque desde luego no es algo a lo que uno pueda llegar a acostumbrarse.
Parecía extrañamente inevitable el que sufriera otro nuevo enfrentamiento con la muerte incluso después de haberla vencido. Daba la impresión de que estaba marcado por el desastre. Había escapado una y otra vez, cierto, pero continuaba viniendo por él.
Sin embargo, qué distinto era esta vez respecto de las otras.
Puedes huir de alguien a quien temes, puedes intentar luchar contra alguien a quien odias. Todas sus reacciones se orientaban hacia esa clase de asesinos, tanto monstruos como enemigos.
Te quedas sin opciones cuando tú eres el responsable de tu propia muerte. ¿Acaso es posible huir o luchar si eso causa un grave perjuicio a quienes quieres? Si la vida es cuanto puedes darle y de verdad le amas por encima de todo, ¿por qué no morir para salvar sus vidas?