El suspiro escapó de mis labios cuando, con determinación, me lancé en busca de las hierbas medicinales necesarias para la elaboración. Cuatro de las seis plantas eran conocidas para mí, y prioricé su búsqueda. Para las restantes, mi conexión con el libro del conocimiento fue mi guía, tratando de recordar y buscar coincidencias mientras el tiempo se deslizaba lentamente entre mis dedos.
Después de una hora de búsqueda frenética, logré reunir las seis plantas necesarias. Me dirigí hacia la única olla disponible y me dispuse a iniciar la cocción. La sala vibraba con urgencia, entre ollas humeantes y plantas dispuestas con precisión, mi determinación se fortalecía para superar el reto del Almozu. Inspiré profundamente, centrándome en la tarea que se avecinaba.
A medida que agregaba las hierbas medicinales, una sensación familiar recorría mi ser. La información fluía desde el libro del conocimiento hacia mí, manifestando mi habilidad única para absorber y aplicar conocimientos. La urgencia del Almozu se volvía un recordatorio constante de que no solo luchaba por mí misma, sino por la vida de la paciente y por demostrar mi valía.
En medio de la preparación, los recuerdos brotaban como destellos. Flashbacks de mi entrenamiento cobraban vida, revelando detalles clave que había pasado por alto. Lecciones olvidadas, gestos específicos y técnicas subestimadas surgían de las profundidades de mi memoria.
La revelación de estos detalles se convirtió en la clave para optimizar el proceso de preparación. Los flashbacks no solo reforzaban mi confianza, sino que también revelaban el verdadero potencial de mi entrenamiento. En ese torbellino de recuerdos, me sumergí en la elaboración de la medicina, enfrentándome al desafío del Almozu con una mezcla única de conocimientos, determinación y recuerdos resurgentes.
Logré completar la cocción, faltando apenas cinco minutos para que la vida de mi paciente llegara al límite. Superando la prueba, me senté exhausta en el suelo, el sudor recorriendo mi cuerpo. Observé a las otras concursantes, todas finalizando sus pruebas. Sorprendentemente, Lena fue la primera en terminar, mostrando una expresión burlona. La mujer de cabello azul obtuvo el segundo lugar, y yo aseguré el tercer y último puesto.
Desafortunadamente, las otras tres concursantes perdieron a sus pacientes. Lena experimentó con dos voluntarias para salvar a su paciente, mientras la mujer de cabello azul y yo logramos superar la prueba en el primer intento. Las demás no tuvieron la misma fortuna y sucumbieron a manos de las otras participantes. En la competencia, la supervivencia marcaba la diferencia entre el triunfo y la derrota.
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