Mi corazón se rompió en mil pedazos; Lin y Kaori, mis hijos. No podía creer lo que estaba viendo, me cegó la decepción y la rabia, no podía creer que esto realmente estaba pasando.
—Mamá, déjame explicarte—Lin tapó con la sábana a Kaori y se levantó de la cama.
—Ella es una niña. ¿Cómo pudiste hacerle esto, Lin? Confiaba en ti y resulta que eres igual a tu hermano — le grité con todas mis fuerzas.
—¡Mamá!
Estaba tan herida y dolida, que salí corriendo de la habitación con el alma hecha pedazos. Apenas tiene 14 años, es una niña. ¿Cómo pudo pasar esto? El pecho lo sentía oprimido. Las lágrimas fueron imposible controlarlas. Así como estaba, salí corriendo de la casa, me subí al auto y aceleré a toda velocidad como alma que lleva el diablo.
Lin
—Kaori, quédate aquí. Buscaré a mamá y le explicaré las cosas— me puse el pantalón a toda prisa y corrí a mi auto.
Lisa
Ahora recuerdo todo lo que me dijo Akira, él se había dado cuenta y nunca le creí. ¿Quién podría creer algo como esto? Se criaron juntos, Lin es un hombre ya, y ella es apenas una niña. ¿Cómo pudo ser capaz de esto? Golpeaba el guía con todas mis fuerzas de la rabia que sentía dentro de mi. El tener que darle la razón a Akira, me causaba más frustración. ¡Soy una maldita tonta! Todos me ven la cara de estúpida, todos me mienten y me esconden todo.
Escuché una bocina por el lado del auto y vi a Lin, tenía el cristal bajado. Estaba tocando bocina como un loco y haciéndome seña para que me detuviera, me sentía tan mal que quise ignorar el hecho de que estaba ahí, pero su insistencia me hizo detenerme de un golpe en el freno. Me detuve en plena calle y Lin hizo lo mismo, no venía nadie más por esta calle. Solo estábamos él y yo, se bajó del auto y caminó al mío.
—Abre la puerta, por favor— su rostro estaba lloroso. Lo pensé mucho para hacerlo. Estaba en llanto al verlo ahí, pero no tuve remedio que abrirle y se subió al asiento del pasajero—. Mamá, perdóname. Reconozco que cometí un error, te juro que jamás quise hacerte daño o herirte. Me enamoré de la persona que no debía, pero te juro que yo amo a Kaori; la amo de verdad. Perdóname por ocultarlo todo este tiempo. No quería hacerte sufrir.
—¿Cómo pudiste, Lin? ¡Ella es una niña!— le di una bofetada de la rabia.
—Yo no lo hice para dañarla, te lo juro, jamás haría algo que la lastimara; ni a ti ni a ella. Esto solo paso.
—No me digas que solo paso, ¡maldita sea!— le di otra bofetada—. Tú eres el maldito adulto, tú eres quien debía darle el ejemplo. Tu tenías que controlarte. Ella no sabe lo que quiere aún, es una niña, Lin.
—Sé que es difícil de entender, mamá. Fue algo que deseabamos los dos. Yo sé que ella aún es una niña, y debí haberla respetado y esperado un poco más, pero todo sucedió muy rápido. Kaori físicamente será una niña, pero es consciente de lo que hace, jamás la forcé ni la forzaría. Tomamos una mala decisión, pero jamás fue con la intención de hacer daño, nos dejamos llevar por la atracción y el amor que nos sentimos, mamá.
—¿Amor? ¡Ustedes son hermanos! Ese es el amor que sienten, ¡Un amor de hermanos!
—Te equivocas, mamá. Desde que la conocí me enamoré de ella, cuando apenas era una bebé. Sentía ese deseo de protegerla, la quería incluso más que a mí mismo. Sentía algún tipo de lazo fuerte entre los dos, algo inquebrantable, algo que va más allá del vínculo que tenemos de sangre.
—¡Cállate! Si venimos al caso, ella en realidad es tu sobrina. Ambos tienen la misma sangre, Lin, ¿No te das cuenta? ¡Esto es retorcido!
—Uno no escoge con quién sentir las cosas, mamá. Hubiera querido evitarte este dolor y haberme enamorado de alguien más, pero no puedo esconder más esto que siento. No te pido que me perdones o que me entiendas, porque sé que no tengo perdón, pero no la separes de mí, te lo ruego.
—¿Cómo puedes pedirme eso? Quisiera entenderte, pero no hay forma de que entienda esto nunca. ¡Esto es una atrocidad?
—Te lo ruego, mamá. Dame la oportunidad de que permanezca a mi lado. Te juro que no la volveré a tocar hasta que cumpla la mayoría de edad, y ella lo decida, pero no quiero estar sin ella. Las amo a las dos y no quiero separarme de ninguna— jamás había visto a Lin llorando tanto, ambos estábamos en llanto. Su voz entrecortada era difícil de entender con claridad todo lo que decía.
—No vuelvas a poner tus manos en ella otra vez, por favor.
—No lo haré, te lo juro.
—No te estoy diciendo que acepto esto, porque jamás lo aceptaría, pero ustedes son mis hijos y no puedo dejarlos solos en esto. Mucho menos ahora que tu hermano está suelto. Esto no puede saberlo nadie, Lin. Si se entera Akira de esto, te va hacer daño. Ese hombre ahora más que nunca está como un demonio, es el mismo lucifer en persona. Estoy tratando de confiar una vez más en ti, no me decepciones otra vez.
—Te juro que no, mamá. Perdóname por ser tan egoísta todo este tiempo. Perdóname, por favor— me abrazó como nunca lo había hecho, y ambos descargamos el dolor juntos.
Esto es algo que no puedo perdonar, pero no puedo darle la espalda a mis hijos. Ahora todo será peor. Si ese ser despiadado de Akira se entera de esto, quien sabe lo que haga. Al menos fui yo quien me encontré con esa escena, o de haber sido Akira, ya Lin no estaría respirando. Pensar en esa idea me hacía sentir escalofrío por todo mi cuerpo. Ahora más que nunca debo protegerlos a los dos, como madre no puedo abandonarlos.
Todos los problemas vienen en cadena. ¿Cuándo será que esta familia deje de seguir de mal en peor? ¿Cuándo podrá haber paz?
Hisa
Llamada telefónica
—Voy a viajar a ese país donde está. Esa información que me diste no puede ser cierta, ¿Acaso me está utilizando?— le pregunté al investigador.
—Eso parece.
—Jamás me dijo que era viudo, ni mucho menos que tenía hijos. Es un mentiroso, pero me va a oír.