Akira nos trajo a la casa y le dije que me esperara. Los hombres de Akira no se veían por ninguna parte, ¿Qué pudo haber pasado?
—Lisa, hay que sacarlos a todos de aquí. Ese pendejo sabía la dirección de esta casa. Si dejamos a nuestra familia aquí, los van a venir a matar.
—Tienes razón.
—Empaca tus cosas y perdóname por siempre tener que arrastrarlas a esta maldita situación— se veía muy triste.
—Oye, eres mi esposo y prometí estar en las buenas y malas contigo, tonto. Después que estemos junto a ti nada malo va a suceder. No tienes que sentirte culpable, no tuviste la culpa de nada— lo abracé, intentando hacerle borrar esos pensamientos absurdos que tiene.
—Te amo, lisa.
—Mírame— agarré el cuello de Akira, obligándolo a mirarme—. Ambas te amamos mucho y vamos a ir hasta el fin del mundo contigo. No tienes que preocuparte por nada más. Vamos a salir de esta como siempre hacemos— Akira me abrazó y se quedó en silencio, pero pude darme cuenta que estaba tratando de evitar que lo viera llorando. Se quedó por unos instantes en mi hombro, hasta que retomó su postura.
—Salgamos de aquí— me dio un beso, antes de decirlo.
Fui a la habitación a recoger todo y a avisarle a mi mamá que despertara. Estaba profundamente dormida. Se asustó mucho cuando la desperté.
—Mamá, necesito que recojas tus cosas, tenemos que irnos. Luego te explico, no tenemos mucho tiempo— mi madre se levantó y se preparó.
Luego de recoger todo, Akira estaba recogiendo documentos de Mr. Jefferson en su estudio.
—Tengo que llevar esto al auto —dijo, antes de salir.
Busqué a Lin y a Kaori para traerlos conmigo. Mi mamá bajó a la sala con sus cosas. Tenemos que llevar todo esto al auto. Akira nos ayudó a guardar todo en el auto y luego me pasó un arma.
—Mi mamá esta ahí, ¿Cómo haces eso frente a ella?
—Lisa, llévalos a un lugar seguro, me quedaré aquí.
—¿Estás loco? No te dejaré solo.
—Sácalas de aquí, es una orden.— ordenó molesto. Se puso tan molesto que no tuve de otra que hacerle entender a mi manera. Le di una bofetada, intentando que entrara en razón.
—No te dejaré solo. Vienes con nosotras quieras o no — Akira se quedó sorprendido mirándome fijamente y le agarré el brazo, metiéndolo al auto—. ¡Maneja! Como trates de escapar de nosotras otra vez, ya sabes lo que voy hacer— le ordené apuntándole. Si no hago las cosas con actitud, él y su terquedad no van a permitir que reaccione. ¿Cómo se atreve a pedirme que lo deje solo?
—Hija, ¿qué está pasando?— preguntó mi madre preocupada.
—Nada, mamá— alejé el arma para que no la viera mi madre, ya que Akira me había visto apuntarla hacía él. Se quedó serio y nos fuimos.
Nos trajo a nuestra casa, le pedí a mi madre que se quedara con Kaori y Lin. Le pedí a Akira que me esperara, quería acompañarlo al hospital. Bañé a Kaori y ayudé a bañar a Lin. Se quedaron comiendo juntos. Akira se veía muy triste, ha estado pensativo todo el tiempo y lo comprendo. Mr. Jefferson es la única familia que le queda. Solo espero se recupere, no quiero ver a Akira sufriendo más.
—Mamá, ya me tengo que ir. Cuida de los dos, ¿Si?— no quería decirle lo que pasó con Mr. Jefferson, no quiero preocuparla más.
—Por favor, dime qué está sucediendo.
—Mamá, cuando regrese te explico. No compliques las cosas, ¿Si?— mi mamá se quedó preocupada, aún así no podía decirle todavía.
Me fui junto a Akira hacia el hospital. Nos bajamos para entrar, pero Akira de la nada me jaló del brazo y me llevó a las escaleras del hospital.
—Tenemos visita. Hay que sacar a Mr. Jefferson y a tu hermana de aquí o los van a rematar.
—¿Por qué dices eso? — Akira lucía pensativo.
—Acabo de ver a varios hombres ahí, entre ellos uno de los socios de mi padre. No puede ser casualidad. Sal de aquí.
—No me voy a ir, lo siento. Te ayudaré.
—Maldita seas, lisa. Eres tan necia.
—No voy a causarte problemas, pero no dejaré que te suceda algo. Llámame necia o lo que quieras, pero soy tu mujer y mi deber es proteger a mi familia y a mi esposo, cueste lo que me cueste.
—Arreglaremos esto luego, corderito, ¿Tienes el arma?
—Si, ¿Tienes una?— Akira sacó la de él y la mostró.
—Siempre.