—Ven, Reiko —dijo Gina, señalando a la silla—. Te ves muy linda.
—Gracias— me senté al lado de ella.
—No sé lo que haya pasado entre ustedes, pero se veían más felices cuando estaban con el niño. Quiero que de alguna manera vuelvan a estar bien— comentó Gina, acercando a Shuji a mi—. Quiero que aclaren sus diferencias, no creo que sea difícil, ¿O sí? Háganlo por el niño— lo dice como si pudiera entender lo que pasa. Admito que estuvo mal de mi parte decirles eso y más frente a Lin, pero ¿Cómo podría explicar esto? No quisiera que me odien los dos. Me sentí muy mal habiendo dicho eso tan friamente.
—Srta. Gina, agradezco mucho su preocupación. No quiero hacerla sentir mal, ni mucho menos que se meta en problemas por nuestra culpa. No quiero incomodarte, Reiko. Será mejor que me vaya. Feliz cumpleaños— dio la vuelta para irse, pero ¿cómo podría dejarlo ir de esa forma?
—Quédate, por favor — le pedí. Me sentiría peor si lo dejo ir y no busco la forma de explicar las cosas. Se detuvo y me miró.
—No quiero causarte problemas, Reiko.
—Hablaremos del asunto luego, pero no te vayas— le dije. Él se sentó en la silla al lado de Gina.
—Vamos a divertirnos — dijo Gina, energética como siempre.
El ambiente era demasiado incomodo, Gina era la más que hablaba y los dos solo nos mirabamos y desviamos la mirada. No podía dejar de pensar en lo mal que se tuvieron que haber sentido. Tengo que pensar en alguna forma de explicarle sin entrar en muchos detalles. Prefiero cortar los lazos de buena manera, que así como lo hice.
—Reiko, espero que te guste— Gina me dio una pequeña caja con unos pendientes. Eran de mi color favorito, el violeta.
—Son hermosos, me los pondré ahora— dije abrazándola. Hacen una linda combinación con el traje que llevo puesto. Quité las que tenía y me puse las de Gina.
—Te quedan hermosas, ¿Verdad, Shuji? — preguntó Gina. Me miró fijamente con una sonrisa y respondió.
—Si, le quedan muy bien— debe sentirse fuera de grupo. Gina me pasó un trago y sirvió uno para ella y para Shuji.
—Este día es uno especial. Cumple mi querida mejor amiga Reiko. Espero que todos tus deseos se cumplan y todas tus problemas desaparezcan. Gracias por este tiempo de amistad, por tus consejos y tú amor incondicional. Eres la mejor persona que pueda existir— sus palabras me conmovieron, pues nunca he tenido una amiga que haya durado algo de tiempo. Se tomó el trago de una. ¿Planea embriagarse o que?
—Gracias por esas lindas palabras, Gina. Eres la única amiga que tengo— sonriendo me tomé el trago.
—Quiero decir unas palabras— dió Shuji—. Quiero agradecerte por las atenciones que has tenido con Lin y conmigo. Eres una persona excepcional. Me hizo feliz haber podido contar con tu amistad y presencia por estas semanas. Estoy seguro que si Lin estuviera aquí también te lo agradecería. Sé que le has tomado cariño a Lin y él puede notar eso, es por eso que se acercó mucho más a ti. Siempre te menciona y desea poder estar más tiempo contigo, al igual que yo. No debería estar diciendo esto, pero quería sacarlo de mi pecho. Espero que todo lo que deseas se cumpla, al igual que todo lo que te propongas. Espero también que tengas toda la felicidad del mundo. Él hubiera querido venir, pero a este lugar no puede entrar, así que de parte de Lin y yo, te deseamos un feliz cumpleaños— sus palabras me conmovieron, sentía ganas de llorar. Sentía la necesidad de ver a Lin. No sé porqué siento esto por un niño desconocido que a penas llevamos semanas de relación. Me sentí un poco frustrada, quería salir de ahí para que no me vieran en este estado. No quiero pensar en cosas tristes.
—Gracias a los dos, me han hecho muy feliz— dije, con mi voz un poco temblorosa. Estaba aguantando las ganas de llorar—. ¿Me puedes servir?— le pedí a Gina, quien tenía la botella en mano. Necesitaba bajar el trago amargo que sentía y eliminar por completo las ganas de llorar.
Nos quedamos hablando un poco sobre cada uno. Gina contó sobre su vida, estaba un poco embriagada. Se puso a tomar sabiendo como se pone. Sonó mi teléfono y me levanté para ir al baño. La música no me dejaría escuchar la llamada.
—Permiso—dije, antes de irme. Era mi madre. Supongo que esa tradición de pasar los días de cumpleaños con ella, ya no son posible.
—Hola, mamá— respondí la llamada.
—Feliz cumpleaños, hija.
—Gracias, mamá. Perdóname por no haber pasado por allá.
—No te preocupes, mi amor. ¿Mañana pueden venir? Quiero que pasemos el día juntas.
—Esta bien, mamá— ni siquiera sé si pueda preguntarle a Akira para que venga conmigo.
—¿Cómo la estás pasando? ¿Qué es ese escándalo?
—Estoy en una fiesta con mi amiga.
—No te interrumpo más, mi amor. Diviértete.
—Pasaré mañana por allá. Te extraño mucho, mamá.
—Y yo a ti, querida— colgó la llamada.
Escuché que abrieron la puerta y entró Gina. Estaba roja como un tomate y parecía muy borracha.
—Gina, ¿Qué te pasa?
—No me siento bien— vomitó en el suelo del baño y busqué papel y se lo di.
—¿Tomaste demasiado?
—No sé, creo que algo me cayó mal.
—Será mejor que te lleve a tu casa. Vamos— la agarré y la ayudé a caminar. Tengo que avisarle a Shuji para que no se quede esperando. Fui con Gina a donde Shuji y se levantó rápidamente.
—¿Qué le sucede?
—Parece que algo le cayó mal. Voy a llevarla a la casa.
—Yo las llevo. Tengo el auto afuera— no dejó que respondiera y agarró a Gina en sus brazos para llevarla al auto.
Solo en dos ocasiones había venido a la casa de Gina, por lo que pude darle las indicaciones de cómo llegar. Al llegar nos dio las llaves para entrar y la llevamos a su cuarto. Shuji la recostó en la cama y no quise dejarla sola.
—Gracias por traerla, Shuji. No debí haber dejado que tomara tanto.
—No te preocupes, será mejor que busquemos unos paños fríos. Su temperatura corporal está muy caliente— dijo Shuji, saliendo del cuarto. Gina estaba temblando.
—¿Tienes medicina, Gina?— tal pareciera que tiene algo de fiebre—. Si continúas así, tendré que llevarte al hospital— le dije.
—No, por favor. Siento mucho dañar nuestra salida.
—No seas tonta, habrán más días— llegó Shuji y puso el paño frío en la frente de Gina y colocó en la mesa un vaso con agua.
—Esto le hará sentir mejor. Encontré estas medicinas en la cocina— le dio la pastilla en la boca y le dio a tomar el agua. Me sentía inútil.
Rato después, Gina se quedó dormida. Se veía mucho mejor. No estaba tan caliente como antes, le ayudó mucho lo que hizo Shuji.
—Gracias por ayudarla, Shuji.
—No tienes que agradecerme, Reiko— creo que es la oportunidad de hablar con él. Quiero dejar todo claro para evitar problemas. No puedo decirle sobre Akira. ¿Por qué todo tiene ser así siempre?
—¿Podemos hablar, Shuji?
—Claro— salimos de la habitación y nos fuimos a la sala. Me senté en el sillón y él hizo lo mismo.
—Shuji, quiero pedirte disculpas por mi actitud frente a Lin el otro día. No quise hacerlos sentir mal ni mucho menos. No pude aclarar nada ese día, pero no es que no los quiera cerca. Me encariñé mucho con Lin, lo veo como un hermanito pequeño. Es un niño muy lindo, inteligente y cariñoso. ¿Quién no podría quererlo? Me encantaría poder permanecer o al menos tener comunicación con Lin, pero no puedo. Verás tengo...— no dejó que terminara de decirlo cuando él lo completó.
—¿Un esposo celoso?
—No quiero ponerlos en problemas por él. No estoy haciendo nada malo, pero no quiero que se vea afectada mi relación con esto. Es un hombre que no escucha razones y no quiero que pasen algún problema por mi culpa.
—No tienes que explicarme nada, lo entiendo, aunque no estoy de acuerdo con tu decisión.
—¿Por qué?
—Tengo mis razones… — se quedó en silencio sin añadir más, mientras que desvió la mirada
—Aprecio mucho los momentos que tuvimos junto a Lin. Me divertí mucho y me agradó haberlos conocido. Jamás lo dudes, pero creo que lo mejor será dejar nuestra relación hasta aquí. Te pido que me disculpes y hables con Lin, no quiero que se sienta mal por eso.
—¿Por qué no le dices tu misma? Se sentiría mejor si eres tú quien le dice. No puedo negar que le afectó algo, aunque no es tu culpa, yo entiendo. Pienso que privar tu felicidad por un hombre, no es algo coherente, pero es tu decisión y la respeto; aúnque no estoy de acuerdo. A la larga la que se va ver afectada eres tú— lo más que me molesta es que tenga razón. Si tan solo pudiera hacerle entender a Akira las cosas, todo sería diferente, pero no escucha razones.
—Trataré de hablar y despedirme mañana de él. Por favor, cuídense.
—Ya veo que estás muy de segura de esta decisión, supongo que no me queda de otra. Ya que vamos a cerrar el capítulo, debo decirte la verdad.
—¿De qué hablas?
—Me gustas mucho. Cuando te conocí pensé que había una conexión algo especial entre los tres. Compartimos mucho los dos, ¿sabes? Me enamoré de la persona equivocada, me salió mal la jugada. Sabía desde un principio que estabas casada y que tenía que guardar mi distancia. Tenía unos planes en mente cuando me mudé con mi hermanito para aquí, pero nada salió como quería. No tenía planeado conocerte, pero sucedió. Cuando menos lo esperé, ya estaba hasta el fondo contigo. Mi hermanito Lin no paraba de hablar de ti y ayer cuando dijiste lo de alejarnos, me hizo sentir incómodo. Ya sabía que eso sucedería tarde o temprano y aprecio mucho que te preocupes por nuestra seguridad, en especial por la de Lin, pero no me siento satisfecho solo con eso. Quiero hacerte una pregunta, ¿Será que puedes responderme?
—No pensé que te sentirías así conmigo, lo siento. Puedes preguntarme lo que sea— respondí. Me sentí algo incómoda con su confesión.
—¿Alguna vez te has sentido atraída por mi?
—¿Qué tipo de pregunta se supone que sea esa?— Que vergüenza. Nadie me había preguntado algo así tan de repente.
—¿Puedes responderme?
—No sé a lo que te refieres— Shuji me encaró. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué me siento así teniéndolo tan cerca? Es como si lo conociera.
—¿Qué sientes cuando me tienes así?— preguntó en un tono dulce.
—No sé qué decir— nunca había sentido esto por estar cerca de alguien. Sus ojos me parecían tan familiar. Es como si los hubiera visto en alguna parte. Mi corazón estaba acelerado y jamás había sentido esto por alguien más que no fuera Akira. Me sentía mal con esto. Desvié la mirada de la vergüenza. Sentí sus dulces labios en los míos al instante que desvié la mirada. ¿Por qué me parece haber conocido estos labios antes? No sentía ganas de evitarlo, es como si tuviera control sobre mi. ¿Qué es esto?
—¿Ahora que sientes?— preguntó cerca de mi oído. Se me erizó la piel de solo escucharlo. ¿Cómo alguien puede producirme lo mismo que Akira?
—¿Quieres saber la respuesta, lisa?
—¿Cómo sabes mi nombre?
—Porque soy…