Al día siguiente
Akira estaba más tranquilo, amanecimos juntos lo que hace tiempo no habíamos podido hacer. Me quedé un rato mirándolo dormir, hasta que escuché a Kaori llorar. Me levanté lentamente de la cama para no despertarlo. Tal parece que le hacía falta esto tanto como a mí, ni siquiera despertó.
Salí de la habitación para atender a Kaori, a lo que al rato de haber salido, Akira entró al cuarto. Es como si estuviera conectado a mi, siempre despierta cuando salgo de la cama. Caminó a donde Kaori y la besó en la frente.
-¿Cómo amaneció la princesa de la casa? -la ternura con la que le hablaba, me hizo sonreír
No quise interrumpir su conversación con ella, así que salí de la habitación para arreglarme.
Regresé a la habitación y me di un baño; luego bajé a preparar el desayuno, ya que me he querido encargar de la cocina por mi cuenta. ¿Qué debería preparar?
-Lisa-la voz de Mr. Jefferson me asustó
-¡Me va a matar de un susto!-le dije asustada, tocando mi pecho
No pensé que estaría tan temprano aquí.
-Lo siento, pensé que me habías escuchado.
-¿Qué lo trae tan temprano por aquí?
-Logré atrapar al pez gordo, las cosas están encajando en su lugar.
-Al tener a su hija es claro que cualquiera haría lo que fuera.
-Lisa, ¿Qué te paso en el cuello?- toqué mi cuello, y recordé la mordida de Akira anoche
Me daba vergüenza decirle sobre eso, así que me quedé en silencio y sonreí nerviosa.
-¿Fue Akira? ¿Te hizo daño?
-No se preocupe, no es para tanto.
-Algo anda mal con Akira. ¿Cómo puedes permitir que te haga eso? ¿Acaso está perdiendo la cabeza?
-No es para tanto. Akira está más tranquilo.
-¿A eso le llamas tranquilo, lisa? ¿Qué hombre le hace daño a su mujer de esta manera?
-Akira empezó a recordar más cosas anoche, y se puso un poco indispuesto. Pude servir de algo para calmarlo, así que estoy feliz.
-¿Cómo puedes estar feliz con eso, lisa? Mírate, estás toda marcada. Ni a un animal lo tratarían así.
-Ni yo misma lo sé - bajé la cabeza, sin saber que responder
Mr. Jefferson sacudió su cabeza en desacuerdo. Quizás la que está perdiendo la cabeza soy yo.
-Que sorpresa-dijo Akira, al entrar a la cocina. Tenía a Kaori en sus brazos.
-Atrapamos a Kaiza, lo llevé a la bóveda junto a su hija. Se entregó solo, al saber que teníamos a la hija.
Akira sonrió. Llamó a la nana para que se llevara a Kaori, le dio un beso y se la entregó.
-Me daré un baño y me llevarás. Entre más rápido lleguemos mejor.
-Yo iré contigo, Akira-le dije
Akira se volteó y me miró
-No es un lugar para una princesa como tú.
-Quiero estar contigo, Akira-Akira sonrió al escuchar lo que dije
-Por eso me gustas tanto - salió de la cocina, y subió a la habitación
-Lisa, ¿Por qué quieres ir a un lugar como ese?- preguntó Mr. Jefferson
-Quiero conocer al enemigo de Akira, además no sé si le haga bien ver a esa persona estando en este estado.
-Akira puede llegar a ser muy cruel cuando se trata de torturar a alguien, lisa. No sería bueno que puedas presenciar eso.
-Lo sé, no es que me agrade pero no quiero dejarlo solo; además ya lo conozco, créame.
Al rato Akira bajó, y nos dirigimos a la bóveda donde tenían al tal Kaiza y su hija. Me traía malos recuerdos este lugar, pero no podía dejar a Akira solo. Al bajarnos le tomé la mano a Akira, a lo que él me miró.
-¿Tienes miedo?- preguntó, agarrando mi mano fuerte
No puedo admitir eso, o va a querer que me vaya
-No, ¿Puedo preguntarte algo?
-¿Qué podría ser?
-¿Matarás a su hija?
Akira comenzó a reír escandalosamente
-Solo la haré cantar unas canciones para su padre y luego la dejaré ir a su casa, ¿Tu qué crees, tonta?-fue una pregunta muy estúpida, pero aún así no me gusta la idea de que maten a alguien inocente
-Si lo harás no permitas que sufra mucho, por favor.
-No puedo prometerte eso, corderito ¿Por qué te importa tanto lo que le pase?
-Porque estuve en esa posición, además no quiero que te ensucies más las manos.
-¿No crees que es muy tarde para eso, princesa?
-Akira tú habías cambiado.
-Tu sabías como era y lo que hacía, lisa. ¿No crees que es muy tarde para arrepentirte? Cambie contigo, pero no tengo que cambiar con los demás, o soy yo, o son ellos; así es este negocio y no se las pondré fácil como hasta ahora. No voy a dejar de hacer esto, solo porque sientas lastima. Tenemos en frente al cabrón que nos a jodido tanto, y no tendré lástima porque tú la sientas. Así que no llores, no soporto verte llorar. Solo disfruta de esto, tanto como yo.- secó mis lágrimas, y se acercó a mi oído-. ¿No crees que es tu deber como esposa?
Aunque no quiera aceptarlo, es cierto lo que dice. Me casé con él aún sabiendo como era. Asentí con mi cabeza y sonreí. Akira solo sonrió.